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Monarquía Europea

Monarquia

La Monarquía de Georgia


El origen y la historia

La historia de Georgia es sumamente compleja, por lo que nos tenemos que limitar a un resumen muy escueto con peso específico en aspectos destacados de la Monarquía que hizo posible su existencia como unidad político-social.

Georgia se formó de los tres reinos Kartli, Egrisi y Kakhetia, que se unían y separaban según las circunstancias políticas del momento, pero también por la partición entre hermanos. A consecuencia había hasta tres ramas de la dinastía de los Bagratides, con la particularidad de que se volvieron a unir, quedando los Mukrani como la última rama reinante y actual heredera del trono.

800 a.C.:Colonias griegas en G. occ.
s.VI a.C.:Creación de Egrisi (G.occ.)
s.III aC.:Creación de Kartli (G.orient.)
88-65 a.C.:Guerras contra Roma
64 a.C.:Egrisi protectorado romano
35-51 d.C.:Príncipe Mithridates, soberano en Armenia
325:Kartli se convierte al Cristianismo (Rey Mirian)
387:Los Sasánides (Persia) toman el poder sobre Kartli, Egrisi sigue bajo
influencia romana
483:El Rey Wachtang Gorgasal lidera el levantamiento contra Persia independencia
600:Autonomía política bajo el Príncipe Estéban I
637:Fin dominación persa
642:Los árabes ocupan Kartli
697:Egrisi en manos de los árabes
826:Aschot I, Príncipe en Egrisi (780-826)
Bagrat I funda la dinastía de los Bagratides
888-923:Ardanasse II, rey de Kartli
975-1014:Bagrat III
1027-1072:Bagrat IV
1065:Los seldchuques turcos devastan Georgia
1080:Rey Jorge II
1089-1125:El Rey David III el Renovador (Constructor) vence a los turcos
1118:Creación de un ejército permanente
1121:Tiflis liberada de los árabes, capital de la Georgia unificada
1156-1184:Rey Jorge III
1184-1213:Reina Tamara, soberana más importante de Georgia, auge de la cultura y primera Monarquía parlamentaria del mundo
1247:Dominación por los mongoles
1314-1346:Rey Jorge V el Magnífico, reunificación de Georgia
1386:División de Georgia en 26 Principados
1590:Turquía anexiona Georgia
1605-1663:El Rey Teimouraz I reconoce la dominación por Persia
1624:Quema de la Reina Ketevana
1623-1625:Levantamiento contra los persas
1707:Primera imprenta en Georgia
1724:El Rey Wachtang VI (1703-37) busca ayuda en Rusia
1762:El Rey Irakly II (1744-98) reunifica Kartli con Kakhetia
1795:Persia conquista Tiflis y se lleva 20.000 georgianos como esclavos
1801:Rey Jorge XII - anexión por el Imperio Ruso
1918:Georgia independiente
1921:El Ejército Rojo toma Georgia
1944:Nace Jorge de Bagration, actual Príncipe Heredero y Jefe de la Casa Real
Los Bagration se establecen en España
1992:Shevardnadse presidente de Georgia; Georgia reconocida por la ONU como estado independiente - mayoría monárquica en el parlamento tanto en el gobierno como en la oposición. Shevardnadse se declara favorable a la restauración monárquica antes de tres años.

El Orden de Sucesión a la Corona Georgiana

Con motivo de las múltiples entrevistas realizadas por la prensa internacional a los miembros de la Casa Real de Georgia en España, no se tardó en crear cierta confusión en relación con el orden de sucesión al trono georgiano.

Esa confusión resultó ser aún mayor debido al absoluto desconocimiento de la realidad histórica de Georgia, por otra parte comprensible tratándose de país tan lejano. Pero queremos ayudar a poner las cosas en su sitio, porque la Monarquía georgiana tenía un orden de sucesión casi tan ordenado como las demás Monarquías del Viejo Continente, sólo que no se regía por ninguna Ley Sálica.

Igual que en otros países, en Georgia se seguía la regla de que sucediera al Rey el hijo varón primogénito, una regla común a todos los países, y especialmente aquellos de fuertes tradiciones. Sólo en dos ocasiones se llegó a establecer un orden distinto, recurriendo a un sistema de elección del Rey impuesto por los persas, que en los períodos concretos dominaban a Georgia.

La ausencia de una Ley Sálica, sin embargo, permitió que se recurriera a soluciones excepcionales, como cuando accediera al trono la Reina Tamara, que resultó ser una de las soberanas georgianas más brillantes de la historia. Pero esas excepciones se dieron muy pocas veces, manteniéndose la sucesión del varón primogénito.

En el pasado hubo hasta tres ramas de la dinastía a de los Bagration: Kartli, Kakhetia e Imerethia. La rama de Kartli se extinguió en 1658 con Rostom, pasando los derechos dinásticos a la rama de los Moukhrani, que comenzó con Bagrat I, hermano del Rey David VIII, en 1512. En consecuencia, los tres últimos Reyes de Georgia hasta la toma del país por Rusia en 1801 eran Moukhrani, por lo que en la actualidad es esta línea la que ostenta la jefatura de la Casa Real en la persona del Príncipe Heredero Jorge de Bagration, hijo de Irakly de Bagration. A este último, y para contrarrestar la no inclusión en el Gotha, S.A.I. Vladimir de Rusia le concedió el tratamiento de Alteza Real, reconociéndole a él y sus descendientes como legítimos herederos del trono georgiano.

Es necesario apuntar el hecho de que la Casa Real de Georgia nunca se ha tenido en cuenta en el Gotha, porque no se consideraba una verdadera Casa Real, a pesar de que reinaba en Georgia desde el siglo IX.

Pero tenemos una de las muestras más contundentes de la condición de Casa Real y de la legitimidad del Príncipe Heredero Jorge en las múltiples demostraciones de reconocimiento por parte del pueblo y del gobierno georgianos que son los que mejor saben quiénes rigieron los destinos de su país en el pasado.

Y finalmente, no se debe olvidar que la religión ortodoxa es muy importante. Sólo la rama española de los Bagration Moukhrani cumple esa condición, mientras que otras como la italiana son católicas.

Línea sucesoria desde el último Rey de Georgia:

Juan I (1756-1800)

Constantino (1782-1842)

Irakly (1813-1892)

Alejandro (1853-1918)
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Jorge (1884-1957)
Jefe de la Casa Real
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Irakly (1909-1977)
Jefe de la Casa Real
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Jorge (1944-2008)
Jefe de la Casa Real

María Paz (1947) Bagrat (1949)
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David (1976)
Jefe de la Casa Real

Irakly (1972) Guram (1985) María (1969)

(corregido por indicación del secretario de Don David - 03-04-2008)

S.A.R. Don Jorge de Bagration en Melilla (1992)

(Archivo)

MELILLA Universidad de Verano de Melilla

Exito de participación y repercusión periodística del curso sobre las Monarquías

El pasado mes de agosto (de 1992) se celebró en la ciudad española de Melilla en colaboración entre la AME, la Universidad de Granada y el Ayuntamiento un seminario sobre el papel de las Monarquías en el nuevo mapa político en los países del este.

Invitado de honor fue S.A.R. el Príncipe Heredero de Georgia, Don Jorge de Bagration, que fue recibido con todos los honores por el alcalde en funciones de la ciudad, D. Manuel Marín, y el III Tte. de alcalde D. Antonio Gutiérrez.

La presencia del Príncipe georgiano tuvo especial interés dados los últimos desarrollos muy favorables en su país a una pronta restauración de la Monarquía. Cuenta con el apoyo de la mayoría de los políticos y también con él del ex-comunista y ahora presidente del país, Eduardo Shevardnadse, que se hizo bautizar en los últimos días con el nombre de Jorge (Georgy), patrono de Georgia. Por los intensos contactos que mantiene S.A.R. Don Jorge de Bagration con su pueblo pudo contar de forma muy amena de los avances experimentados. Para los melillenses ha sido una experiencia extraordinaria poder hablar y convivir unos días con un príncipe popular, abierto, humano y realista. Don Jorge ha sido un ejemplo de aplicación práctica de las teorías expuestas por los otros conferenciantes, que fueron José Mª Toquero (ABC Madrid), Xavier Montesa (AME Cataluña), José Antonio Marcos Lecuona (AME País Vasco) y Anthony Bailey (Monarchist League), y la coordinación del curso estuvo a cargo de Pedro Schwenzer (AME Madrid).

Durante los tres días, los medios de comunicación melillenses dispensaron al curso una excelente cobertura. Las informaciones publicadas ocuparon cerca de 20 páginas en MELILLA HOY y EL TELEGRAMA DE MELILLA, y las tres emisoras de radio ANTENA 3, SER y RNE emitieron un total de cinco entrevistas diferentes, repitiendo la con S.A.R. Don Jorge varias veces a lo largo de los tres días.

El Ayuntamiento distinguió al Príncipe de Georgia con una placa conmemorativa y la medalla de la ciudad. Después, el Ayuntamiento ofreció un almuerzo oficial en el conocido restaurante Casa Martín en homenaje a tan distinguido visitante y los demás integrantes del grupo de la AME, haciendo a todos partícipes de la gran hospitalidad y educación de los melillenses. La mesa estaba decorada con un centro de flores que como deferencia a S.A.R. Don Jorge representaba la bandera georgiana.

En un desayuno de trabajo el día 6 de agosto, tras un resumen de los objetivos y resultados positivos del curso por parte de Don Jorge de Bagration y Pedro Schwenzer, los participantes y los medios de comunicación tenían ocasión de preguntar a los conferenciantes sobre cuestiones de la Monarquía. Los lectores de Monarquía Europea interesados en el dossier completo pueden solicitarlo a la AME contra el envío de 10 sellos de 50 Ptas.

Las fotos se añadirán en otro momento.
Foto 1: S.A.R. el Príncipe Heredero de Georgia durante la recepción en el Ayuntamiento de Melilla junto al 1er Tte. de Alcalde D. Manuel Marín, el portavoz del Grupo socialista, el 3er Tte. de Alcalde D. Antonio Gutiérrez, Anthony Bailey y el portavoz del grupo nacionalista).
Foto 2:S.A.R. Don Jorge de Bagration interviene durante el acto de clausura con la prensa y los participantes.
Foto 3:Panorámica parcial de Melilla la Vieja. Grupo de fotos: La bandera georgiana, el edificio de la UNED, los cursos, la visita al Ayuntamiento, los conferenciantes.

Iniciativa por Cataluña Los Verdes propone eliminar partes del escudo de S.M. el Rey

Ante una de las peores crisis económicas, sociales e históricas del Reino de España, hay partidos políticos que se dedican día tras día a engañar a su electorado y decir las "idioteces" más grandes que se les pueden ocurrir. Uno no sabe si esto lo hacen porque su cerebro no da para más, o hay algo más detras de las chorradas y bobabas que se le van ocurriendo a estos individuos.

Pues en esto último están los diputados de IU-ICV, que en vez de preocuparse por las cifras del paro, las cifras económicas, por que cada día hay más familias arruinadas, o por qué no se llega a fin de mes... estos que cobran de todos los españoles preguntaron al gobierno si iba a proponer al Rey la eliminacion de su escudo, del Escudo Real, el Yugo y las Flechas, símbolo de los Reyes Católicos, y las Aspas de Borgoña.

Evidentemente, la falta de conocimiento histórico y de cualquier otro, sumado a una enfermiza revancha que no les deja vivir, les hace caer en la pueril conclusión de que son símbolos Franquistas y Carlistas. Como se nota quien les paga el sueldo. Y no, no me refiero al que se llevan, se suben y suben todos los años, y aumentan con las dietas, sino al que les dan desde otras sedes políticas para que mantengan a la opinión pública totalmente desviada de lo que debería preocuparles de verdad, y que es la inutilidad e ineficacia en los asuntos más arduos y críticos del Reino. Y para su conocimiento y más amplitud intelectual, les damos las claves del Escudo Real.

La descripción de las Armas de S.M. el Rey figura en la Regla número 1 del Título II del Real Decreto 1511/1977, de 21 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Banderas y Estandartes, Guiones, Insignias y Distintivo.

ESCUDO CUARTELADO:
  • 1º, de gules, con un castillo de oro, almenado de tres almenas y donjonado de tres torres, cada una con tres almenas de lo mismo mazonado de sable y aclarado de azur, que es de Castilla;
  • 2º, de plata con un león rampante de gules coronado de oro, lampasado y armado de lo mismo, que es de León;
  • 3º, de oro, con cuatro palos de gules, que es de Aragón;
  • 4º, de gules, con una cadena de oro puesta en orla, en cruz y en aspa, con un punto de sinople en abismo, que es de Navarra; entado en punta, de plata, con una granada al natural rajada de gules, sostenida, tallada y hojada de dos hojas de sinople, que es de Granada. En escusón de azur y fileteado de gules, tres flores de lis de oro, que es de Borbón.
Lleva acolada al escudo la cruz roja de Borgoña y, a diestra y siniestra de la punta del mismo, el yugo de gules en su posición natural con cintas de lo mismo, y el haz de cinco flechas de gules, con puntas hacia abajo y cintas de lo mismo.

El Yugo y las Flechas que usó la Falange durante mucho tiempo, y que realmente son el símbolo de los Reyes Católicos, tiene una variante. Si miráis el escudo de Falange Española, veréis las puntas de las flechas hacía arriba, si nos fijamos en el escudo de SM el Rey, las puntas de las flechas están hacia abajo. ¿Cual es el motivo? Fernando el Católico, tenía, al igual que después en el escudo de la Casa Real, las puntas de las flechas hacia abajo para no ofender a Dios.

El todo rodeado del Toisón de Oro y rematado de corona del mismo metal y pedrería, con ocho florones, visibles cinco, y ocho perlas intercaladas, cerradas con ocho diademas guarnecidas también de perlas y rematadas con una cruz sobre un globo, que es la Real de España.

Colaboración de Isra

Arguments in support of Parliamentary Monarchy

Argumentos en inglés y francés, elaborados por la Liga Monárquica de Canadá, que ilustran muy bien los altos valores y las virtudes de la institución monárquica frente al republicanismo.

Para contrarrestar los repentinos ataques a la Corona española por el desliz verbal de S.M. el Rey, invito a todos a reflexionar un poco sobre la justificación de querer abolir de repente una forma de estado que da mil vueltas a la república. Los argumentos son válidos para cualquier Monarquía europea o de origen europeo.


Arguments in Support of Canada's Constitutional Monarchy



FORCE FOR NATIONAL IDENTITY: THE KINDER, GENTLER NATION

“It is my privilege to serve you as Queen of Canada to the best of my ability, to play my part in the Canadian identity, to uphold Canadian traditions and heritage, to recognize Canadian excellence and achievement and to seek to give a sense of continuity in these exciting, ever-changing times in which we are fortunate enough to live."
Her Majesty The Queen, Vancouver, October 7, 2002, during cross-country Golden Jubilee Homecoming

A central reality of Canadian life is the inevitably overwhelming influence of our friendly neighbour, the United States of America. Free Trade. Continental defence and secure borders in a post- 9/11 environment. A porous frontier ranging from television and the Internet to pop music and culture. These and other factors often tend to overwhelm Canada’s national identity. Every nation needs to understand and foster the existence of distinct images and institutions; thus for Canada, the Constitutional Monarchy is of particular import. It makes Canada unique in the Hemisphere. Its focus of loyalty and allegiance to a respected monarch rather than to a politician, an ideology or a symbol underlies the notably tolerant, mature society of which Canadians feel proud.


UNIFYING, NOT DIVISIVE: HEAD OF STATE vs HEAD OF GOVERNMENT

" [The Queen} symbolizes for many the merits of a constitutional monarchy in which the head of state...is separate and apart from the ongoing political struggles of the day."
Bill Blaikie, MP, (NDP) speaking in The House of Commons, Jubilee Accession Day, February 6, 2002

In a democracy, day–to-day decisions are made by those whom we have elected. Not surprisingly, this partisan political process reflects the things that divide Canadians. It encourages striving for partisan goals and personal success. This is inevitable.

However, Canada’s Constitution separates politics from service, and transient popularity from institutional stability. So the Prime Minister is our head of government and leader of a political party. As such, his actions are often controversial.

The Sovereign, however, is a force of unity who embodies all Canada and all Canadians as Head of State. The Monarchy protects and exemplifies the things Canadians agree about, and do not wish to see changed regardless of an election: community, tolerance, nationhood, the rule of law. And by presiding at events such as the Montreal Olympics and Canada 125, The Queen emphasizes the non-partisan, unifying nature of great national events.



PARLIAMENTARY MONARCHY: GUARANTOR OF FREEDOM

"Our ceremony today brings together Sovereign, Parliament and people - the three parts of Constitutional Monarchy. That is a system in which those who represent the community come together and remain together, rather than dwelling on differences which might further divide them."
Her Majesty The Queen, Ottawa, 1990

Parliament and the Provincial Legislatures are composed of The Queen and the members elected to serve - along with the Senate in the case of the federal government. However, none of the bills they pass , no formal government regulations (“orders-in-council”) and no spending is authorized without the agreement of The Queen or one of her representatives.

In a similar way, Parliament is summoned and dissolved in The Queen’s name. In her name also public officials and our representatives abroad are appointed, treaties concluded, and cabinets named and dismissed. Normally, this is a formality. Canadians entrust the nuts and bolts of governing to those whom we have elected, as is appropriate in a democracy.

However, the Crown’s role (“the Royal Prerogative”) remains part of our Constitution to ensure that ‘the rules of the game’ are always followed, and to provide a non-partisan, non-violent safeguard - “a constitutional fire extinguisher” as columnist Michael Valpy has put it - should normal democratic processes ever be threatened or break down. For example, even a popular government cannot simply dispense with holding an election. Nor can a government spend public money without parliamentary approval.



NEUTRAL REFEREE OF FEDERALISM: THE UNITY OF ELEVEN “CROWNS”

"Provinces agree that the system of democratic parliamentary government requires an ultimate authority to ensure its responsible nature and to safeguard against abuses of power. That ultimate power must not be an instrument of the federal Cabinet."
Statement by the 10 Provincial Premiers at 19th Annual Conference, Regina, Aug 9-10, 1978

Canada is a federal state. In brief, this means that our Constitution gives law-making power in certain areas to the national government (such as the Criminal Code and banking). Other powers (such as education and municipal affairs) it assigns to each province. Each level of government exercises this authority on behalf of its citizens in the name of The Queen. So in this way it is possible to see the existence of “11 Crowns” in Canada - the national Crown and the 10 provincial Crowns - each usually referred to in legal terms as “the Crown in right of Canada” or “in right of Manitoba.”

The Premiers, including the separatist Rene Levesque, underlined the importance of the Crown in their 1978 statement, above, since the Monarchy gives each law-making authority its authority, making them of equal legal significance. It also guarantees that the rule of law will be followed in dealing with any of the many disputes that arise between Ottawa and the provinces.

These facts explain the strong support by the provinces for the institution of Monarchy, which reconciles regional authority with national unity.



PERSONAL ALLEGIANCE: PROCESS, NOT PARTISANSHIP

"Her Majesty remains at the head of the State, the living symbol of the roots and continuity of the values we hold in common and those that are our permanent ideals...She is the one entrusted with the conscience of the nation..."
Fr Jacques Monet, SJ, author, historian and former Cultural Advisor at Rideau Hall, writing in Canadian Monarchist News, Autumn 2002

Oaths taken by our new fellow Canadians, by members of Parliament and the Provincial Legislatures, by judges, by members of the Canadian Forces and by many other public officials are all oaths to The Queen.

By making this promise to the Sovereign rather than a politician, those who serve and live in the land show their ultimate loyalty is not to the elected figures who lead us day-to-day, but to all Canadians and to the laws which make up the fabric of any civilized society. In this way process - following the rule of law - triumphs over partisanship - acting to promote the well-being of a narrow segment of society.



INDIVIDUAL ALLEGIANCE: THE EQUALITY OF EVERY CANADIAN

"...our ability to love inclines most naturally to persons, and in the person of The Queen we can invest all those many fractured loves that make up patriotic love: love of country, love of nation, love of culture, love of land, all combined and channeled through one person, one family..."
Southam Press columnist Andrew Coyne, April 10, 2002

The deepest loyalties of men and women are to their fellow human beings. Government carried on in the name of The Queen reflects Canada’s emphasis on the importance of the person, and of the dignity and equality of each individual who is either born here or who becomes part of our national family. In the same way, the moment new citizens take the Oath of Citizenship they become full and equal members of the Canadian family. Each of us gives Allegiance to The Queen, so reciprocating her decades of service to us.



WORLD FIGURE: REPRESENTED BY HER CANADIAN TEAM OF GOVERNORS

"We're able to have the best of both worlds. We have the stability and the tradition of the monarchical system, but we also have a Canadian representative in the Governor General, who represents Canada as it is, as a Canadian, and does an incredible job representing the Monarch, but also all Canadians."
Hon. David Collenette, Minister of Transport, May 18, 2001

Canadians are fortunate to have as our Monarch an instantly-recognizable world figure. The Queen and members of the Royal Family make frequent homecomings to Canada. In their absence, the Governor General (for the national government) and the Lieutenant Governors (one for each provincial government) represent The Queen and perform the constitutional functions of the Sovereign in her name. This arrangements allows our country to share in the prestige of an ancient monarchy stemming out of Canada’s history, while at the same time we enjoy the services of distinguished fellow citizens who serve Crown and country with great distinction.



REFLECTION OF HISTORY: ABORIGINAL, COLONIAL, NATIONAL

"Every country is different, and we grew up in this one with the Royal Family as part of our heritage."
Hockey great Wayne Gretzky, GM Place, Vancouver, October 7, 2002

Today’s Monarchy stems from our history. Many of Canada’s First Nations chose tribal chieftains whose role was much like that of the local kings and queens of ancient Europe, Africa, South America and Asia. European explorers and subsequent settlement by our French and British founding peoples brought to Canada their own experience of monarchy, symbolized by the Fleur de Lys and the Royal Union Flag. Many subsequent immigrants - be they from Russia or Japan, from Italy to Thailand - also knew the monarchical system of government.

In 1867, the Fathers of Confederation unanimously chose constitutional monarchy as Canada’s form of government. In 1982, Canada’s new Constitution reaffirmed and entrenched the Crown so that only unanimous federal-provincial agreement could ever alter it. In 2002, throngs hailed The Queen as she crossed Canada from Iqaluit to Fredericton, from Victoria to Toronto, in celebration of the 50th year of her service to this nation.


LINK TO TODAY’S CANADA: COMMONWEALTH MIRRORS OUR DIVERSITY

"I want the Crown to be seen as a symbol of national sovereignty belonging to all. It is not only a link between Commonwealth nations, but between Canadian citizens of every national origin and ancestry... I want the Crown in Canada to represent everything that is best and most admired in the Canadian ideal. I will continue to make it so during my lifetime. I hope you will all continue to give me your help in this task."
Her Majesty The Queen, Toronto, June, 1973

Not only Queen of Canada, Elizabeth II is also Head of The Commonwealth of Nations. This is a 51-state international body is unique as it is based not on a military alliance nor a trade bloc but on a free association amongst countries of the former British Empire, who now cooperate in a variety of educational, development and social justice initiatives throughout the world. The diversity of these nations’ populations - from New Guinea to Belize, from New Zealand to India - mirrors the rich strains of population which typify Canada today.


EVOLUTIONARY SOCIETY: CANADA PROSPERS UNDER THE CROWN

"Fifty years after her accession to the Throne, Elizabeth II remains a symbol of continuity, stability and tradition in a world that is under a barrage of constant change...a Sovereign, faithful and loyal to our people...The Queen and the heritage she gives to us is not just part of our past, but part of our common future...When you're a mature country, you don't need to break your ties with the past."
Hon Sheila Copps, Minister of Canadian Heritage, launching Federal Golden Jubilee Initiatives and speaking to National Post, Ottawa, February 19-20, 2002

Canadians have lived for over 135 years in a tranquil, prosperous society. Unlike most countries, change has been incremental, and not achieved by violence. Much of the credit for this achievement is due to the men and women who have worked together to create a modern, progressive nation, respected around the world.

However, no country can achieve greatness without stable governance. Constitutional monarchy - the Canadian way - continues to provide that stability. This is confirmed each year in the United Nations’ Social Development Index, which regularly ranks Canada in the top 5 countries in the world.



STABILITY IN A CHANGING WORLD

"I have a considerable regard for The Queen and the monarchy although I'm a New Democrat and a socialist. I think that the monarchy has validity at a time when everything else is flying off in all directions... I admire her stubborn refusal to break down and take the easy way, to conform with the constantly changing public image of how our leaders should act."
Author Farley Mowat, September, 2002

Change is inevitable, and much if it good: cell phones, jet travel, computers. But in this dizzying march to progress, constant change leaves many uncertain or confused. In the same way, political leaders come and go - Kim Campbell and John Turner served as Prime Minister for but a few months. Canadians voted in 18 federal elections during The Queen’s reign ! It is a good thing that the Crown provides constancy amidst so much change. The Sovereign has the experience of decades, without the taint of a personal agenda. Such continuity constitutes an important anchor in our society.



COMMUNITY, VOLUNTEERISM, HONOURS

“In a world often focused on self-indulgence, on "my" desires and "my" priorities and "my" agenda, The Queen's focus on the "we" and the "us" and on tolerance and getting along with each other, and on the needs and interests of others, has served as antidote, example and inspiration."
HRH Prince Michael of Kent, addressing Golden Jubilee Banquet of the Monarchist League of Canada, Toronto, March 15, 2002

In their constant round of travels, The Queen, members of the Royal Family and her Canadian representatives bring enormous encouragement to the communities and volunteer sectors which constitute so vital a part of our national existence. They inspire many to volunteer service. They create and award non-political honours to our outstanding fellow citizens.

These Royal and vice-regal activities do not often feature on national news programmes. Opening a new library, visiting a Legion Hall, speaking to a school civics class or lunching with a local service club are not on the media’s radar. But they constitute the basis of any civil society, and bring enormous pride and assistance to Canada’s communities.



REPUBLICANISM: DIVERSION, BLOW TO NATIONHOOD & VICTORY FOR THE POLITICAL ELITE

“But for all those who don't want the Queen there are easily as many who don't want a President and even more who certainly would not want one if they knew who it would be. As you can readily see, I have given more thought to this subject than most and I have reached my own conclusion. God save the Queen."
Dalton Camp, political columnist, August 23, 1994

No one has yet proposed an alternative system of government for Canada which would in the same way reflect our nation’s history and be superior to the constitutional monarchy in terms of the day-to-day functioning of the Canadian state.

Canadians remember the wrenching constitutional debates which consumed enormous political energy from the mid-1960's through the early 1990's. Chiefly of interest to politicians, these arguments did nothing to effect solutions to the real concerns of our citizens such as crowded classrooms and emergency rooms, access to health care, personal and national security in an era of terrorism and crime, support for single-parent and low-income families.

A presidential system would make Canada more closely resemble the USA. It could combine the role of head of state with head of government. As our American friends discovered during impeachment processes in the Nixon and Clinton administrations, this proves an unhappy combination. Alternatively, election of a president or governor-general would create simply another politician, offer another level of personal ambition, necessitate another set of elections and make the holder of that office beholden to the interests of the different factions and groups to which his election was owed.

Arguments pour la Monarchie parlementaire

Arguments pour la Couronne - Exemple: Royaume du Canada

La Constitution du Canada déclare que le Gouvernement du Canada et le Commandant en Chef des Forces Armées sont investis par la Reine. La Couronne est un des trois éléments du Parlement du Canada (la Reine, le Sénat et la Chambre des communes). Elle est la Souveraine de l’Ordre du Canada, Souveraine de l'Ordre du Mérite Militaire, Colonel en Chef de nombreux régiments des Forces Armées canadiennes, Commissaire honoraire de la Gendarmerie royale du Canada, et elle soutient beaucoup d'institutions et d’organisations de divers aspects de la vie canadienne.

Un statut canadien intitulé L'Acte d'Interprétation définit clairement la Couronne : « La Couronne signifie le Souverain du Royaume-Uni, du Canada et de ses autres Royaumes et Territoires, et Chef du Commonwealth ».

La Reine a accédé au Trône en 1952. Elle a assumé le titre supplémentaire de « Reine du Canada » par un Acte de Son Parlement canadien en 1953. Elle a été couronnée en 1953 et est devenue la première Souveraine à ouvrir le Parlement du Canada en 1965. Sa Majesté a proclamé le Drapeau national du Canada en 1965. Elle a présidé le centenaire de la Confédération en 1967. Elle a ouvert les Jeux Olympiques de Montréal en 1976. Par la suite, Sa Majesté a célébré Son Jubilé d’Argent en 1977. Elle a proclamé la Constitution révisée du Canada en 1982 à Ottawa. Elle a créé l’ Autorité héraldique canadienne en 1987. Elle a présidé les Célébrations du Jour du Canada, sur la Colline parlementaire, en 1990 et en 1992.


Le Canada a toujours été une Monarchie

Depuis les premiers colons, la seule forme de gouvernement canadien a été une monarchie. Les Aborigènes avaient leur propre idée de la monarchie suivant des traditions tribales. Notre monarchie a été Française et Britannique et est devenue, par la suite, distinctement Canadienne. En 1867, les Canadiens ont réaffirmé de leur propre volonté, leur fidélité à la Monarchie. Ils ont continué à le faire lors de chaque étape subséquente de leur développement politique.


Monarchie ou république ?

La Couronne canadienne est plus démocratique qu'un Président du Canada pourrait l’être parce qu'elle représente tous les Canadiens. Un président élu devrait son poste à une fraction politique, et cela le séparerait de beaucoup de ses compatriotes ce qui ferait sa tentative de représenter « le peuple » moins convaincant. Les éléctions présidentielles fréquentes, interrompraient la continuité essentielle d’un chef d’état efficace de notre pays. La Reine et ses héritiers ont été prêts depuis leur naissance pour ce rôle de Souverain du Canada. Donc, ils sont les seules Canadiens capables d’assumer ce poste important.


Monarchie et le fédéralisme

Un Président nommé, ou le Gouverneur Général peut seulement être un représentant du gouvernement central. La Reine, cependant, symbolise le gouvernement central ainsi que les administrations provinciales. Elle est une figure non partisane sans palier de gouvernement et sans parti politique, ce qui la rend donc indispensable au système fédéral. A Regina en 1978 les dix Premiers Ministres ont affirmé: « Les Provinces s’entendent que le système parlementaire exige une ultime autorité pour assurer sa nature responsable et pour le protéger contre les abus du pouvoir. Ce pouvoir ultime ne doit pas être un instrument du gouvernement fédéral.» La monarchie assure du respect pour les champs de compétence provinciaux ainsi que fédéraux ce qui nous donne un fédéralisme flexible.

Un Gouvernement monarchique

Seule une monarchie constitutionnelle est capable d'intégrer le palier exécutif, législatif et juridique du gouvernement. L'autorité de la Couronne donne une légitimité universelle aux décisions particulières prises par les différents paliers du gouvernement. La Monarchie constitutionnelle permet à la population de célébrer certaines occasions collectivement, comme les anniversaires nationaux et la remise d’honneurs, parce qu’elle les purge de la corruption partisane. Dans un monde marqué d’un changement social rapide, où un prix doit être payé pour l’incertitude, même si ce prix est seulement économique, la Monarchie constitutionnelle nous donne une certaine continuité, surtout lors des transitions politiques.

La Monarchie nous donne aussi un système politique différent de celui des Etats-Unis, leu pendant une période de commerce continental, où leur influence sociale et culturelle est d’autant plus présente.


Une Monarchie pour le vingtième et le vingt et unième siècle

La plupart des démocraties stables et prospères aujourd'hui, sont des monarchies constitutionnelles, tandis que la plupart des pays instables, sont des républiques, dont beaucoup ont renversé leurs monarchies. Au cours de l’histoire du monde, les républiques naissent dans une atmosphère de violence, tandis que les rois accèdent à leur position dans une atmosphère d’amour. Il y a un bon sens de communication entre la monarchie et le peuple une atmosphère que les politiciens ne peuvent pas développer. Les Canadiens participent entièrement aux événements royaux ; ils sont impliqués dans les visites de la Reine au Canada, et suivent avec intérêt l’interprétation médiatique de notre Couronne. La reine et sa famille ont visité plus de régions du Canada que la plupart des Canadiens. Beaucoup d’immigrants qui viennent au Canada sont venus de pays avec des gouvernements monarchiques. Ils peuvent facilement s’identifier avec notre Monarchie, qui est une institution vivante du vingtième siècle, qui change et s’adapte constamment à notre monde moderne. La tradition et la cérémonie qui l’ entourent provoquent de l’intérêt chez beaucoup de Canadiens, surtout des jeunes, au fonctionnement du gouvernement.


Cette Terre est leur terre

Les liens entre la Famille Royale et le Canada ont commencé avec le début de notre histoire. Le membre de la Famille Royale à se présenter sur la nouvelle terre était le fils de George III le Prince de Galles (William IV) qui est arrivé à Terre-Neuve en 1786. Le père de la reine Victoria le Duc de Kent, sa résidence ici de 1791 à 1800, a préparé les défenses militaires qui renvoyèrent les envahisseurs de 1812. La tournée du Prince de Gales en 1860, a décimé les différences entre les provinces Maritimes, et a hâté la Confédération. Princesse Louise a joué un grand rôle dans l’épanouissement culturel du Canada lors de la dernière partie du dix-neuvième siècle :l’ Académie Royale Canadienne et la Galerie Nationale du Canada lui sont associées. Un autre prince de Galles (Edouard VIII ) a fait une tournée triomphale du Canada en 1919 et a unifié le pays divisé après la Grève Générale de Winnipeg. Plus récemment, le Prince Philip comme Président du de l’Association médicale du Canada en 1959, a stimulé un intérêt pour la santé physique parmi les Canadiens. Les prix du Duc d’ Édimbourg établis en 1963 a impliqué des milliers de jeunes canadiens. Pendant l’année 1977 le Duc de York (Prince Andrew) a fréquenté une école au Canada. Un biographe majeur de la Reine a remarqué que Sa Majesté est non seulement Reine du Canada par la loi, mais qu'elle se sent Canadienne. Lors de sa première visite au Canada en 1951 comme une Princesse, la Reine a remarqué que l’accueil chaleureux des Canadiens «lui a montré qu’elle est vraiment Canadienne» En 1978, elle a déclaré à Edmonton «je commence à plutôt bien connaître notre pays». Sur la Colline parlementaire en 1990 après l'effondrement des négociations du Lac de Meech, elle a rappelé aux des Canadiens, que le Monarque devait être présent au Canada pendant des temps difficiles ainsi que pendant des temps de joie.



Héréditaire?

Comme l’a dit l’historien Jacques Monet «...Un roi est un roi, pas parce qu'il est riche et puissant, pas parce qu'il appartient à un certain groupe ethnique. Il est le Roi parce qu'il est né ainsi. Et quand on laisse la sélection du chef d'état au dénominateur commun de notre monde notamment le droit de naissance, les Canadiens proclament implicitement, leur croyance en l’égalité de l’homme....»


Le Gouverneur Général

Le Gouverneur Général est le représentant personnel de la Reine du Canada sur le territoire canadien. Le Canada partage son monarque avec beaucoup d'autres pays, avec lesquels nous partageons aussi une histoire constitutionnelle et légale. La Reine réside la plupart du temps dans son plus ancien royaume : la Grande-Bretagne mais elle est régulièrement présente dans ses royaumes plus modernes. Quand elle n'est pas au Canada, le Gouverneur Général exerce les pouvoirs du souverain : comme autorisé par George VI en 1947. Cependant, ces pouvoirs appartiennent à la Reine, pas au Gouverneur Général. Par exemple, le Gouverneur Général représente au Parlement mais il n’est pas lui-même un parlementaire. En plus, le Gouverneur Général exerce certaines autres fonctions qui lui sont confiées par Parlement dans sa capacité d’administrateur du Gouvernement du Canada au nom de la Reine. La Constitution du Canada reconnaît deux postes distincts, celui de la Reine et de celui du Gouverneur Général. Le poste du Gouverneur Général est inférieure et dérivé du poste de la Reine. Bien que l'expression populaire «Chef d’état» soit parfois utilisée pour décrire la Reine et le Gouverneur Général, le Gouverneur Général comme représentant de la Reine n’est évidemment pas un chef d'état. Il remplit les fonctions du chef d’état, mais ne l’est pas. Le Gouverneur Général n’est pas non plus le «conseiller» de la Reine. Il assume les responsabilités de la Reine ou est une voie de communication entre le Premier Ministre et la Reine. Les Pères de la Confédération voulaient que le Souverain joue un rôle actif dans la Constitution canadienne, même si à cette époque la distance physique entre le Canada est la Grande-Bretagne a empêché le monarque régnant d’être présent sur le sol canadien. Ce message est clair en lisant numéro 4 des Résolutions de Québec (les principes de base de la Constitution du Canada), qui déclare que le gouvernement «sera administré par le Souverain personnellement ou par son représentant dûment autorisé». Ils étaient déterminés à avoir le Souverain à la tête de leur royaume canadien, et non pas une figure nommée ayant le titre colonial de « Gouverneur Général ». Le Gouverneur Général a une fonction extrêmement importante, bien qu’elle puisse être sérieusement affaiblie si le Gouverneur Général ne se voit pas comme un représentant de la Reine.



Quels Sont les Rôles de Sa Majesté?

Quand les nouveaux citoyens affirment leur fidélité à la Reine Elizabeth II, en prenant le Serment de Citoyenneté, ils acquièrent leur première expérience comme citoyens Canadiens, puisque la Reine est l'emblème de la citoyenneté canadienne. L’ Autorité Exécutive est investie dans la Reine. La Reine forme un des trois éléments du Parlement. Elle a déclaré devant les députés et les sénateurs en 1957 :’’Je vous salue comme votre Reine. Ensemble nous constituons le Parlement du Canada«. Les Ministres du gouvernement sont ses Ministres. Comme l’autorité suprême du Canada, la Reine peut proposer quelques lois (via ses Ministres qui sont démocratiquement élus) ou en donnant la sanction royale aux projets de loi approuvés par son Parlement. Les motions du gouvernement sont donc introduites au Parlement comme des motions royales. Cela ne signifie pas qu’on ne peut pas s’y opposer. Pour renforcer la légitimité des critiques, l’opposition parlementaire est officiellement appelée l'Opposition Loyale de Sa Majesté. Avant qu’un projet de loi puisse devenir la loi, il doit recevoir la Sanction Royale. En signant le projet de loi, la Reine l’accepte au nom de tous les Canadiens. Si on considère le fonctionnement quotidien du gouvernement, la Reine continue à jouer un rôle actif. Elle a le droit de conseiller et d’encourager, son gouvernement ainsi que de l’avertir s’il y a un excès de pouvoir premier ministériel. Ces droits sont d'habitude exercés au nom de la Reine par ses Gouverneurs canadiens. Toutefois, l'autorité, la légitimité, le prestige et la neutralité associés aux Gouverneurs, ne seraient pas tellement forts si ce n’était pas pour la confiance que la Reine leur accorde. La Couronne au Canada assure que la loi soit maintenue, et ne change pas à cause des résultats d'une élection. Le caractère royal de la société canadienne existe dans tous les paliers du service gouvernemental. L’Armée, la Poste et le Service Public n’agissent pas au nom du gouvernement mais au nom de la Reine. Les Serments pris par leurs employés reflètent cette impartialité, ainsi que la fidélité de des soldats, des juges, de la police, et des serviteurs publics. La monarchie établi est un exemple de justice et de conduite pour honorable tous. La monarchie fournit une plus grande protection des libertés civiles que n’importe quel document écrit. Le fait que cette autorité vient de la Reine, et pas « des représentants du peuple », a été un des facteurs les plus importants dans la création des attitudes canadiennes. Il suffit de considérer les différences entre la colonisation de l’ouest Canadien et Américain pour comprendre ce point.


Une Monarchie partagée

En partageant notre Monarque avec 16 autres pays, les Canadiens participent à une civilisation globale qui inclut des gens vivant dans des conditions qui varient très largement à travers le monde. Grâce à son poste et à sa personnalité, la Reine reflète un caractère civilisé qui va au delà du nationalisme. Ce caractère civilisé conserve et réconcilie la contribution distincte au développement du Canada faite par les autochtones, les colons français, les colons Britanniques, et, plus récemment, par les gens d’origines ethniques largement variées. La Reine sépare son rôle de Reine du Canada, de la Jamaïque, etc., de son rôle comme la Reine du Royaume-Uni. Au Canada, comme dans chacun des Royaumes, elle agit seulement en suivant les conseils de ses ministres. Une Monarchie partagée et le Commonwealth des Nations qui a la Reine comme Chef, comprend un quart de la population mondiale.


La Monarchie unit les Canadiens anglais et français

La tradition française, comme celle des Britanniques et des autres pays européens, est monarchique. Les Canadiens français ont choisi la Monarchie à plusieurs reprises dans leur histoire. Leurs dirigeants culturels et religieux ont rejeté à plusieurs reprises la Révolution Américaine. En 1867 ils ont participé avec enthousiasme dans le choix d'une Monarchie comme forme du gouvernement du nouveau dominion ; à la Conférence des Premiers Ministres de 1979 à Québec, le Premier Ministre du Québec a réitéré cette position. Il a déclaré que si le Québec restait dans la Confédération, la Reine serait une restriction pour la centralisation excessive. Parmi les personnages historiques du Canada français qui se sont montrés favorables à la Couronne sont L'Evêque Briand, Monseigneur Etienne Tâché, George Etienne Cartier, Joseph Tarte d’Israel, Wilfrid Laurier, Raoul Dandurand, Camillien Houde, Ernest Lapointe, Maurice Duplessis, Jean Lesage, Réal Caouette et Jean Chrétien. La Reine Elizabeth parle couramment le français (comme le Prince Philip et les autres membres de la Famille Royale). À Saint- Pierre au Manitoba, en 1970, Sa Majesté a affirmée que: »C’est agréable pour moi de penser que dans notre Commonwealth il existe un pays où je peux m'exprimer officiellement en français«. Ses ancêtres, ont eu des liens étroits avec la Couronne Française. En visitant la République Américaine, le Prince Philip a rappelé aux Américains que le caractère bilingue du Canada, représentait les Canadiens Français sur la scène internationale.


La Famille de tous les Canadiens

La Famille Royale a une variété d’origines ethniques, et peut être liée à notre société multi- culturelle. Parmi les ancêtres de la Reine et du Prince de Galles on peut trouver : des Albanais, des Arabes, des Arméniens, des Bulgares, des Croates, des Tchèques, des Danois, des Angles, des Français, des Géorgiens, des Allemands, des Grecs, des Hongrois, des Irlandais, des Italiens, des Juifs, des Lithuaniens, des Mongols, des Normands, des Norvégiens, des Perses, des Roumains, des Russes, des Écossais, des Serbes, des Espagnols, des Suédois, des Suisses, des Tatares, des Ukrainiens, et des Gallois. C’était la Couronne qui a encouragé la première vague d’immigration muticulturelle au Canada :celle des Loyalistes. Les Princes Henri, Guillaume, Béatrice et Eugènie, sont des descendants des souverains Français et Anglais du Canada. « Je veux que la Couronne soit vue comme un symbole de souveraineté nationale,» a déclaré la Reine à Toronto en 1973. « C’est non seulement un lien entre les nations du Commonwealth, mais un lien entre les Canadiens, de chaque origine ethnique.» La Couronne fournit une protection aux minorités, et assure que leurs droits ne seront jamais violés par la majorité. Les relations amicales entre la Couronne et les peuples Autochtones témoignent ce fait.


Le Coût de la Monarchie

La Monarchie ne coûte absolument rien aux Canadiens, car si nous devenions une république, nous devrions avoir des institutions présidentielles. Les exemples républicains nous montrent que souvent le Président coûte plus que la Reine. À l’heure actuelle, on paie seulement pour les visites royales, et les résidences du Gouverneur Général et des Lieutenants Gouverneurs. On estime que le coût de la monarchie est un dollar par Canadien par année. Le contribuable canadien ne contribue rien pour financer les dépenses de la Reine, ou des autres membres de la Famille Royale.


Ils font sortir les qualités canadiennes

Vincent Massey avait décrit la Monarchie comme « un type de société où, en utilisant des symboles, la communauté se rappelle de son unité, et de son désir de voir et de protéger l’excellence...». Il est clair que beaucoup d’aspects de notre vie affectés par la Monarchie démontrent leur appréciation de l’excellence. Lors de ses visites à travers le pays, la Reine rencontre des Canadiens ordinaires, ce qui améliore leur appartenance à une digne communauté politique. À cause de ce sens de communication entre le Souverain et son peuple, on voit naître de la loyauté personnelle, et une conduite honorable. L’hôpital Torontois Princesse Margaret, et le théâtre Reine Elizabeth de Vancouver continuent à être des instituions exemplaires. Le Centre de l’Héritage du Prince de Galles, est une des plus récentes associations établies dans le Nord. La Princesse Alexandra a des liens avec nos collections renommées de livres d’enfant. « Le Peuple d’une société industrielle» a été le thème de la cinquième Conférence d’étude du Commonwealth organisé au Canada en 1980. La Reine Mère soutenait l’Ordre Victorien d’Infirmières, le Fond de la Reine Elizabeth pour la Recherche contre les Maladies Enfantines contribue au domaine de la médecine depuis 1959. Le Prince Charles est Colonel en Chef des Canadiens Royaux et plusieurs membres de la Famille Royale ont des liens avec des régiments de nos Forces Armées. La Reine appuie plusieurs écoles privées au Canada (Saint John’s Ravenscourt de Winnipeg) et elle a accordé le statut « Royal» au Collège Saint-George de Toronto. Le Prince Philip est un Visiteur du Collège du Haut Canada et le Prince Andrew soutient activement le Collège Lakefield. En 1992 le Prince Edward a commencé à aider le Théâtre de Régina. Ci -dessus vous voyez que quelques exemples de l’implication royale au Canada, on n’ a pas inclut les organisations désignées comme étant « Royales», qui sont connus par tous les Canadiens.


L’Hymne Royal

Le Canada a un Hymne Royal ainsi qu’un hymne national. « Q’Dieu Sauve la Reine» est l’Hymne Royal. On peut entendre l’Hymne Royal en écoutant le salut royal, et vice-royal, mais on peut le chanter à n’importe quelle occasion. C’est une prière pour protéger la Reine du Canada, tout comme « O Canada» est une prière pour protéger le territoire canadien. L’Hymne Royal est devenu populaire en 1745 lors du soulèvement Jacobite, et on commença bientôt à le chanter officiellement. Donc, on peut conclure que « Q’Dieu Sauve la Reine» a été chanté au Canada presque aussi longtemps qu’en Grande-Bretagne. Les députés chantèrent « Q’Dieu Sauve la Reine» plusieurs fois à la Chambre des Communes pour célébrer des occasions importantes. (la fin de la construction du Chemin de Fer en 1885, l’adoption du drapeau national en 1964) « Q’Dieu sauve la Reine» est probablement l’Hyme Royal le plus approprié pour le Canada, ses origines sont françaises ainsi qu’anglaises. En 1686 Louis XIV et a été accueilli par « Grand Dieu sauvez le Roi» avec la même mélodie qu’on emploie aujourd’hui. « Q’Dieu Sauve la Reine» est une des chansons les plus fameuses dans le monde, et est chantée un peu partout dans le monde. La même musique est employée pour l’Hymne National suisse, et les mots ainsi que la musique sont utilisés pour l’Hymne National norvégien. Le texte français a été autorisé en 1953 pour le couronnement de Sa Majesté. Notre Hymne National a aussi des origines royales. On l’a officiellement chanté pour la première fois en 1880, lors de la visite du Marquis de Lorne, le beau-fils de la Reine Victoria et Gouverneur Général du Canada.

« Je continuerai à faire de mon mieux... et j’ espère que vous continuerez à m’aider» étaient les paroles émouvantes que la reine a prononcées à Toronto en 1973». Lors de son allocution de Noël en 1991, elle a déclaré : « Avec vos prières, et votre aide, j’ essaierai de vous servir dans les années à venir.»..

Une des façons les plus efficaces de soutenir la Monarchie Constitutionnelle, est d’adhérer à la Ligue monarchiste du Canada. La Ligue est la seule institution au Canada qui sert uniquement A SOUTENIR ET A EXPLIQUER NOTRE MONARCHIE CONSTITUTIONELLE. Nous invitons tous ceux qui croient en nos principes d’ adhérer à la Ligue monarchiste de Canada, en cliquant ici. En devenant membre, vous recevrez aussi gratuitement notre périodique : Nouvelles monarchiques canadiennes. Dans beaucoup de communautés, les membres peuvent participer aux programmes offerts par une succursale de la Ligue.

Argumentos en defensa de la Monarquía

La Constitución de la Monarquía Española de 1978, establece como forma de Estado la Monarquía Parlamentaria, la cual, ha servido a España con lealtad, con afán de superación y con respeto a la ciudadanía española. Para hablar de Monarquía no hay que hacerlo de una manera global, pues en cada nación ha cumplido un papel muy diferente, y en aquellos países que tienen la suerte de contar con un sistema de Monarquía parlamentaria, cumplen una misión que dista mucho según el tipo de sociedad y cultura en donde este arraigada. Por ello, nos debemos centrar en el país de cada uno, y en nuestro caso de la Bella y Vieja piel de toro, el Reino de España.


España siempre ha sido una monarquía

Desde nuestros ancestros, la única forma de gobierno que ha conocido España ha sido la Monarquía, a excepción de los 7 meses que duró la primera república y los terribles, sangrientos y negros 5 de la segunda, que se advino tras un golpe de Estado y que acabó con una guerra civil. Desde los primeros Reinos Visigodos, pasando por los Cristianos, los Árabes y posteriormente la Unificada España bajo la Corona de los Católicos, la tradición ha marcado la marcha de España por la senda de la Monarquía. En 1978, los españoles elegimos la Monarquía Parlamentaria y Constitucional como la forma del Estado, volviendo a nuestras raíces más ancestrales. La Monarquía Española es España, como España es la Monarquía Española, una no puede vivir sin la otra, porque las dos se complementan. No podríamos entender la historia de nuestra patria, sin la de nuestra Monarquía La Monarquía en nuestro país es una institución arraigada en la historia, pero que por desgracia la sociedad no termina de conocer en profundidad. Y la culpa principal de ese desconocimiento es de todos, incluso de la propia institución que en muchos casos ha dejado de lado protocolos y costumbres, y que no se ha sumergido de manera especial en la sociedad, por miedo a que se les tachara de ostentosos. Países tan dispares como pueden ser Gran Bretaña, Dinamarca, Holanda, etc., celebran con verdadera emoción y orgullo de pueblo el cumpleaños de sus soberanos, les organizan fiestas y paradas militares, y la población puede acercarse a sus monarcas para acompañarles en día tan señalado. La monarquía esta presente en acontecimientos que conmemoran fechas importantes para su Corona, son alegremente festejadas por todos los ciudadanos. De esto último, no solo la institución adolece sino el país entero. Pasan sin pena ni gloria fechas tan importantes para nosotros como victorias en batallas, conmemoraciones de nacimientos o fallecimientos de Reyes que hicieron historia en la patria, celebraciones de momentos diversos que pusieron el nombre de España en boca del mundo entero. Hay que normalizar de tal manera la Monarquía, que ésta se llegue a fundir con la propia sociedad y ya nadie se tenga que preguntar nunca por las funciones que desempeña nuestro Rey. Pero una cosa nos debe quedar clara, ya que esta fusión nunca puede llegar al extremo de confundir la institución con la sociedad, pues la Corona y sus miembros nunca podrán ser personas normales. La Familia Real dedica cuerpo y alma al servicio de España, todos sus esfuerzos van encaminados hacia la consecución de este objetivo, por lo que sus vidas están entregadas por y para el Reino. Por ello no son personas normales, ya que sus obligaciones para con la Patria les impiden serlo. Son los miembros de la Familia Real, y eso nos debe quedar claro

¿Monarquía o República?

Podría decirse que el Rey es más democrático que el Presidente del Gobierno, debido a que representa a todos los españoles. Un presidente elegido en las urnas, representa a una fracción política, y por lo tanto, está en discordancia con muchos de sus compatriotas, por lo que su intento de representar "al pueblo" es menos convincente. La continuidad de un Jefe de Estado da la estabilidad necesaria en nuestro país. El Rey y sus herederos han sido preparados desde su nacimiento para este papel. La monarquía como forma de estado ofrece a sus ciudadanos un espacio abierto de democracia, libertad, seguridad, igualdad, solidaridad y estabilidad. La Monarquía Parlamentaria en España, además de todo lo anteriormente reseñado, también significa unión, algo tan macizo pero a la vez tan delicado. La unidad y solidaridad de las tierras que conforman el Reino, tiene uno de sus sustentos más importantes en su nexo de unión, que es la corona, la cual nos representa a todos por igual. Los Estados democráticos deben dotarse de instrumentos válidos y eficaces que, fuera de todo juego político, defiendan a los ciudadanos y les ofrezcan un marco perfecto para su desarrollo personal y social dentro de la comunidad en la que viven. La Monarquía, ofrece sin duda alguna, un espacio ideal para la consecución de estos objetivos marcados por las democracias, pues es la vigía imperecedera, imperturbable e incansable de los derechos y libertades de los ciudadanos. Podríamos decir, salvando las distancias por supuesto, que la Monarquía ha vuelto a sus orígenes primitivos de ser protectora de los débiles. La Monarquía no tiene nada que envidiarle a una república, ya que tanto una como otra son legítimas y democráticas, aunque las Monarquías lleven consigo unos beneficios que repercuten directamente en las sociedades en las que están presentes y que otro sistema político no puede generar. El Rey, como Jefe del Estado, es cabeza visible de nuestra patria, y el prestigio internacional es uno de los beneficios que nos aporta su presencia, ya que allí donde van nuestros Monarcas y Príncipes Herederos, la imagen de País suma enteros sin lugar a dudas, igualmente que suelen dejar abiertas puertas impagables para que los empresarios españoles puedan asentar sus negocios en los distintos países del mundo. Y ese prestigio acompaña al español, pues España es su Rey, y el ejemplo que da por el mundo entero, es el espejo en el que debemos mirarnos todos. Por otro lado, el apoyo institucional que aporta a los distintos eventos tanto deportivos como culturales, hace de estos más relevantes a la opinión pública, y que se alcancen e incluso superen los propuestos en un principio. La Monarquía representa a todos por igual, y busca el bienestar de todos sus ciudadanos, sin distinción de clases, nacimientos, región de procedencia, etc. Eso en una república, y más con nuestros políticos sería impensable, ya que carecemos de una clase política a la altura de las circunstancias. Igualmente, en cualquier otra Nación no tendría la misma representatividad un político que un Rey, o un miembro de la Familia Real. En los viajes al extranjero, es donde más se puede apreciar la enorme labor que realiza la Corona, ya que no cualquier institución es capaz de reunir en su entorno la lealtad, el servicio, el trabajo diario, la seriedad, la elegancia, la clase, la energía y la falta de ataduras políticas. En estos viajes se puede llevar a cabo cualquier acto del tipo que sea, sin que se tengan que tener en cuentan tendencias políticas, ni absurdos comportamientos que los políticos suelen escupir de vez en cuando y que pueden llevar a la enemistad entre dirigentes, lo que perjudica seriamente a las relaciones económicas y culturales. La monarquía es árbitro de la vida social y política española, es el moderador fundamental que debe consensuar las diferentes opciones políticas del país, poniendo por norte a España y su beneficio. Vela porque los intereses generales de la Patria estén protegidos por aquellos a los que les damos nuestra confianza en las urnas. El Rey, es el Jefe de las Fuerzas Armadas, y dentro de su limitado poder de actuación ejecutiva, si que esta su marcado carácter de Jefe de los Militares. Esto, ha sido fundamental en momentos determinados de nuestra historia, y ha sabido redirigir a un cuerpo que ostentó un gran poder en nuestra Patria, y que han asumido con honor y e impecable servicio el mandato constitucional que los españoles les dimos en 1978. Nuestra Constitución, la de todos, es el marco de referencia de todos los españoles, es la norma básica que regula el buen funcionamiento del Estado, y SM el Rey es quien vela y debe defender, que una constitución que nos costo tanto conseguir y que tuvo un consenso unitario de todos los partidos políticos y la sociedad española, siga vigente y con buena salud.


Monarquía y regionalismo

El Rey simboliza el todo, es decir, el gobierno de todos los territorios que conforma la nación española, sin partidismos, sin exclusiones. Se trata de un no-partidismo, por lo que resulta esencial para el sistema autonómico que nos dimos en el 78. El Rey lo es de todos los españoles a un tiempo, sin importar de donde vengan, donde hayan nacido, que tradiciones tengan. Porque España es Una, el Rey es Uno. Pero los gobiernos son muchos y de diferentes signos políticos, y todos ellos, por la naturaleza del político español, miran más por si mismos que por el Interés General de todos los españoles. Porque todos somos españoles, de la Única y unida Nación secular, y por ello se hace imprescindible una Institución como la corona que a todos represente por igual, que para todos vele por sus derechos y deberes, y que a todos de su justa oportunidad. España esta conformada por un sinfin de pueblos y gentes diversos, y es en la Corona donde encuentran el nexo de unión primordial de todas las regiones de España. Porque la Corona nos representa a todos, porque la Corona es la idea de la España secular, la Nación milenaria que partiendo de los diferentes pueblos que un día se dieron un mismo Rey, han ido conformando a lo largo de la historia una Patria de Grandes Hombres y Acontecimientos. Andaluces, Vascos, Catalanes, Castellanos, Gallegos, Valencianos, Asturianos, Aragoneses, Extremeños, Murcianos, Navarros, Riojanos, Cantabros, Canarios, Balearenses, Melillenses y Ceutís. Todos somos parte de algo superior, que es España, la Nación que se ha forjado con las plumas de tantos escritores, con las espadas de tantos conquistadores, con los pinceles de tantos artistas, y sobre todo con el sudor, el trabajo y el sacrificio de tantos y tantos hombres y mujeres que han luchado por la libertad de España, por su engrandecimientos, por su integridad. La Monarquía los representa a todos, porque la Monarquía si puede decir que es de todos, mientras que una república en casa instante de su recorrido solo representará a una parte, y no al todo.


Una Monarquía para el vigésimo y el vigésimo primer siglo

Las más estables y prósperas democracias del mundo hoy en día son monarquías constitucionales, mientras que la mayoría de países inestables son repúblicas, muchos de los cuales han derrocado sus monarquías. En el curso de la historia del mundo, las repúblicas han nacido en un ambiente de violencia, mientras que los Reyes llegan a su trono en una atmósfera en la que traen la paz, la libertad y la democracia. Hay un sentido de comunicación entre la monarquía y el pueblo, un clima que los políticos no pueden alcanzar. Los españoles participan plenamente en los acontecimientos reales, en las visitas de los Reyes a las diferentes regiones, siguen con interés todo aquello que acontece a la Familia Real. Los Reyes y toda la Familia Real están cercanos al pueblo, recorren regiones y pueblos llevando la cercanía del poder, acercando la solidaridad de todos los españoles a esos lugares que sufren. Es una institución de vida del siglo XX, que cambian constantemente y se adaptan a nuestro mundo moderno.


El coste de la Monarquía

El coste real de la Monarquía rondaba en el año 2006 en 0,21 céntimos de euro por español. Partiendo de hoy, con una esperanza de vida de 100 años, suponiendo que el coste de la institución suba cada año un 3%, y que el aumento demográfico en España nos lleve a que dentro de 100 años seamos cerca de 60.000.000 de españoles, la institución costaría a lo largo de toda una vida de 100 años, 101,19 €. En una república, el coste real se multiplica por cientos. A los costes de las elecciones presidenciales, se suman los gastos de la Presidencia, asesores, personal, etc. Incluido el sueldo vitalicio para los Ex-presidentes, escoltas, seguridad en general, residencias, etc.

Una colaboración de Isra, del Blog Comunidad La Monarquía

Los Movimientos Monárquicos

LOS MOVIMIENTOS MONARQUICOS
por Pedro Schwenzer (todos los derechos reservados)
Esta conferencia se dio durante el curso de verano sobre monarquía de la Universidad del Mediterráneo en Meilla en agosto de 1992. Por su interés se reproduce aquí. Las referencias a los movimientos monárquicos son de aquella fecha, por lo que pueden haber cambiado bastante.


Los Movimientos Monárquicos y su relevancia político-social para el mantenimiento y la restauración de regímenes monárquicos. Historia, presente y futuro. La Prensa Monárquica.

Definición del término "Movimiento"

Generalmente se entiende por movimiento una corriente de opinión o acción de carácter social o político que agrupa a un número elevado de personas sin una estructura organizativa propia, aunque bien puede contar con el apoyo de grupos organizados que defienden una idea básica.


Definición del término "Movimiento Monárquico"

En contraposición al significado genérico de "movimiento", se suele denominar "movimiento monárquico" a cualquier entidad monárquica formada por la asociación de personas en defensa de la causa monárquica. Esta entidad, en la mayor parte de los casos, no es un movimiento de masas, sino una asociación que no cuenta necesariamente con un elevado número de asociados o militantes.

Lo que sí es una connotación habitual de esta denominación es que se trata generalmente de grupos con un planteamiento de acción política al estilo de los partidos políticos.

El término "Movimiento Monárquico" utilizado como concepto general, engloba tanto a verdaderos movimientos como a todos los demás grupos que se llaman asociaciones, ligas, partidos etc.

Verdaderos movimientos con varios miles de asociados y militantes (simpatizantes) existen pocos y se decribirán más adelante al explicar la situación en cada uno de los países. Sirvan de momento como ejemplos el Movimento Monárchico Italiano y el Movimento Parlamentarista Monárquico de Brasil o el Partido Popular Monárquico de Portugal.

La inmensa mayoría son grupos del tipo "asociación" o de "círculo", limitándose los primeros a una acción de base (defensa y estudio de la idea monárquica) y los segundos a una actitud más contemplativa, siendo estos círculos generalmente de tendencia "legitimista".

El origen de los Movimientos Monárquicos. Los movimientos históricos. Origen de los movimientos monárquicos contemporáneos.

Los movimientos monárquicos tienen su orígen en los primeros derrocamientos de la Monarquía, como en Francia, Brasil, España o Italia. Dado que siempre el derrocamiento se producía por la fuerza, mediante un golpe militar o una revolución, no de forma que se pueda considerar "democrática", la reacción natural de los que seguían apoyando a la institución monárquica (al Rey) se organizaron rápidamente para tratar de restablecer el antiguo orden de forma pacífica por la vía política.

Debemos distinguir entre el origen histórico de los primeros movimientos y el origen de los movimientos contemporáneos.

Como todos saben, Francia fue el primer país en perder la Monarquía, donde los máximos instigadores de la revolución fueron miembros de la misma Corte de Luis XVI, pero que perdieron primero las riendas y luego la vida.

Pero no aparecen movimientos políticos hasta mucho más tarde, también debido a las circunstancias de la revolución misma, que fue muy violenta y devoró a todos que se opusieron a ella de alguna forma.

Aparte de Francia, hubo formaciones de movimientos monárquicos en Brasil (1889), en España (1931 y 1947), en Italia (1947), así como en otros países, pero donde no llegaron a tener mucha importancia.

Estos movimientos históricos tenían siempre un cariz político, también porque en aquellos tiempos ser monárquico significaba defender un determinado sistema político, social y económico. La institución monárquica aún no había pasado por lo que se podría llamar "auto-reforma", es decir, hasta después de la Guerra Mundial la Realeza no había comprendido bien su nuevo papel como representantes de una institución moderadora y defensora de principios democráticos.

A partir de 1947, no sólo cambian los movimientos monárquicos, sino también sus fundamentos ideológicos, y es a partir de finales de los años 60, sobre todo en los años 70, cuando se forman muchos grupos monárquicos nuevos con un concepto totalmente renovado de la idea monárquica.

La nueva estructura política en el mundo y el deterioro paulatino de la clase política hacen que resurja la opción monárquica como gran alternativa a un sistema político llamado democrático y parlamentario que no responde ya a los anhelos de los pueblos que gobierna.

Nacen los movimientos monárquicos contemporáneos, que centran nuestra atención y que se describirán más adelante.


Movimientos Monárquicos y Partidos Políticos. Diferenciación.

A excepción de los movimientos monárquicos históricos, que a su vez tenían carácter de partido político, los movimientos actuales no se pueden considerar como partidos políticos. Al igual que los Monarcas, y precisamente porque una de las características esenciales es la independencia de la Corona de los partidos y las ideologías políticas, los movimientos monárquicos tienen, en general, carácter de asociaciones suprapartidistas, aunque existen numerosos grupos con planteamientos ideológicos concretos. Estos últimos no llegan a ser partidos políticos, pero representan un tipo intermedio entre el movimiento monárquico ideal y el partido monárquico.


Base conceptual de los movimientos monárquicos: La idea monárquica.

A diferencia de concepciones filosóficas de organización del Estado, la Monarquía no es ninguna ideología al estilo del conservadurismo o del marxismo. No es excluyente, aunque, evidentemente, es incompatible con ideologías extremistas de izquierda y derecha. Dada la amplitud de miras del orden monárquico, siempre se habla de la "idea monárquica" para describir este tipo de organización del Estado.

- Independencia del Rey de las ideologías políticas y los partidos.
- Poder moderador.
- Máximos representante de la Nación.
- Carácter hereditario - estabilidad política.
- Ajeno a luchas políticas.
- Imagen exterior.
- Autoridad.
- Por la gracia de Dios.

Los objetivos de los Movimientos Monárquicos en las Repúblicas y en las Monarquías. Su relevancia como grupos de interés y grupos de presión para a) la Restauración b) el Mantenimiento de la Institución Monárquica.

a) La acción monárquica en las repúblicas surgidas de la abolición de la Monarquía tiene un carácter más militante, dado que la defensa de un cambio de régimen político se une frecuentemente con el descontento general con el sistema repúblicano. La restauración monárquica en estos países depende básicamente de la existencia de un movimiento social amplio, pero no menos de la personalidad del Heredero del Trono y sus descendientes.

La acción de los movimientos en las repúblicas se centra primordialmente en influir en la opinión pública para ganarla para la causa monárquica. Dicha acción consiste por una parte en explicar el significado de la institución monárquica, y por otra, llevar a cabo actividades públicas que tengan el efecto de provocar un amplio eco en los medios de comunicación para conseguir que se hable cada vez más sobre la posibilidad de una restauración monárquica.

No en todos los países los movimientos tienen relevancia social. Esa relevancia depende fundamentalmente del sentimiento monárquico de la población, es decir, si se han mantenido tradiciones monárquicas. Podemos constatar que este sentimiento monárquico es especialmente pronunciado allí donde la Monarquía fue abolida claramente contra la voluntad mayoritaria de la población, o donde cayó la Monarquía por un efecto dominó sin responsabilidad del último monarca. Los casos más conocidos son Italia, Francia, Portugal, Brasil, Baviera, Georgia, Bulgaria, Rumanía y Yugoslavia. Luego veremos las particulariedades de cada uno.

En los países occidentales, los movimientos monárquicos eran, al principio, coherentes y seguían una estrategia uniforme; en los países orientales por razones obvias no existían hasta las reformas políticas recientes. Pero siempre cuando dichos movimientos empiezan a ganar fuerza, teniendo que temer los republicanos por la continuidad de SU sistema, nunca tardan en provocar divisiones entre los monárquicos, pues al dividir a éstos también se divide a la opinión pública, y al no dar una imagen de seriedad y unión, resulta difícil si no imposible que la mayoría de la población con derecho a voto se decida a favor de la restauración monárquica.

b) En las Monarquías se plantea la pregunta si es necesaria una acción monárquica organizada. Es frecuente el argumento que en una Monarquía existente no hace falta ninguna organización monárquica, ya que no hay que luchar por la restauración. La realidad, sin embargo, confirma nuestra opinión de que sí es necesaria, y mucho, una acción monárquica permanente y bien diseñada. El hecho de que nuestro actual monarca, S.M. Don Juan Carlos I, por sus esfuerzos por transformar nuestra sociedad en democrática salvando importantes obstáculos interpuestos por sectores del régimen anterior e incluso por fuerzas republicanas como socialistas y comunistas, y por el prestigio nacional e internacional que ha adquirido nuestro Reino gracias a este monarca ejemplar, no significa que la Monarquía esté asegurada para el futuro.

Para ver esta problemática con más claridad es suficiente estudiar la reciente discusión sobre los viajes privados del Rey y si tiene derecho a realizarlos sin poner en peligro la estabilidad y el buen funcionamiento de la Monarquía parlamentaria.

Otro ejemplo mucho más contundente es la Monarquía británica, que sufre en los últimos tiempos un grave desgaste de imagen debido a desavenencias familiares que han sido aprovechadas por la prensa que veía y sigue viendo en cualquier suceso relacionado con la Familia Real una posibilidad de aumentar sus beneficios por mayores tiradas. Aunque no parece que la vida familiar de algunos miembros de la Familia Real sea demasiado feliz, debemos sospechar que hay detrás otros intereses mucho más profundos que él de la venta de periódicos y revistas: la desestabilización de la institución monárquica misma.

Estos aspectos triviales de la vida privada de las Casas Reales, que en sí no tienen mayor trascendencia para la estabilidad del sistema político, son manipulados por sectores influyentes de tal forma que pueden hacer tambalearse a la Corona artificialmente.

Uno de los argumentos más fuertes en favor de la Monarquía es que garantiza la estabilidad política de su país y evita enfrentamientos sociales al actuar como poder moderador. Esa es la principal razón por la que muchos países del Este europeo y Brasil se planteen el restablecimiento de la Monarquía parlamentaria. Y está claro que existen muchos sectores con mucho poder fáctico que no tienen ningún interés en que el control de las jefaturas de los estados pase a manos de Reyes demócratas, progresistas y occidentales, que cuentan, además, con prestigio y popularidad.

Para evitar un rápido éxito de los movimientos pro-restauración, qué puede ser más eficaz que la desestabilización de las Monarquías existentes en occidente para convencer a los respectivos pueblos que es mejor quedarse con lo malo conocido que lo bueno por conocer, dando de ellas una imagen de decadencia y tufo.

Naturalmente existen otros sectores que tampoco muestran especial interés por la institución monárquica, pero que, ante la imposibilidad de quitarla del medio, intentan apartar al Monarca de la vida pública activa, relegándole a ocupaciones representativas o incluso decorativas para iomponer una república de hecho. Eliminan símbolos de la Monarquía para hacerla desaparecer de la vida cotidiana, lo que no es otra cosa que preparar el camino para un cambio que al final ni se notará apenas.

Todas estas son razones para convencerse de la necesidad de la acción monárquica, una acción que debe ser constante y ser realizada con conocimiento de causa. Y dado que esa labor no puede ser cosa de unos pocos, los objetivos principales es, por una parte, formar a los propios asociados para que adquieran ese conocimiento de los fundamentos y el funcionamiento de la Monarquía, y por otra, difundir con la máxima amplitud posible estos mismos conocimientos entre la población, de forma comprensible, pero contundente.

A la profesionalidad de los grupos republicanos, que han recibido formación política, ideológica y estratégica durante décadas, hay que oponer la misma profesionalidad y preparación para defender con éxito y capacidad de superación del enemigo la institución monárquica. La Monarquía se ha sacudido los polvos del pasado, ahora hay que procurar que no vuelvan a caer sobre ella. Esa es la razón de ser de los movimientos monárquicos actuales en las Monarquías existentes.


¿Partidos Monárquicos? ¡No, gracias!
La importancia de la independencia de partidos e ideologías políticas.

Una cuestión muy discutida principalmente en los países republicanos con tradiciones monárquicas es si, a fin de conseguir la restauración monárquica, resulta más conveniente crear un partido político o formar un movimiento suprapartidista.

La fórmula del "Partido Monárquico" no ha dado nunca resultados aceptables. El único partido monárquico que llegó a tener responsabilidades dentro de un gobierno nacional ha sido el PPM de Portugal, pero nunca ha obtenido en solitario más del 5%, salvo en algunas elecciones municipales como en Lisboa. Ultimamente, como consecuencia del fracaso de la coalición a la que pertenecía el PPM, la fórmula de "Partido Monárquico" ha sufrido un fuerte deterioro. Parece que ya no es más viable, y cada vez son más los que abandonan el partido para integrarse en otras formaciones políticas.

La idea monárquica es independiente de cualquier ideología política, ya que no representa ningún programa de gobierno. Un argumento importante en favor de la Monarquía es que el Rey está por encima de los partidos políticos, de las luchas por el poder. Y esa independencia política sólo la puede tener si se mantiene apartado de programas políticos.

Seguramente, muchos Monarcas gobernarían mejor que los políticos de turno; pero el poder desgasta, y tanto más cuanto más responsabilidad política asume, es decir, cuando hay que tomar decisiones sobre problemas concretos.

La institución monárquica se tiene que mantener inalterable para garantizar la estabilidad política del país entero. Por lo tanto, no puede permitirse un desgaste político al asumir responsabilidades de gobierno.

Esta es la principal razón por la que no es recomendable la fórmula de "Partido Monárquico" para organizar a los partidarios de la Monarquía. La necesidad de un programa de gobierno condiciona la institución ideológicamente, por lo que resta apoyo popular. Todo el pueblo debe poder identificarse con la institución monárquica, algo que no se puede conseguir nunca con un partido monárquico.

Las dos vertientes principales de los movimientos monárquicos: Realismo contemporáneo y Tradicionalismo-Legitimismo.

Los movimientos monárquicos actuales que con más eficiencia trabajan por una futura restauración monárquica son los que se desprenden de concepciones anticuadas. Hoy en día muy poca gente desea restablecer una monarquía donde es el Rey quien gobierna y decide la política nacional. Tampoco los Reyes o Herederos del Trono tienen interés en interferir asuntos de gobierno, porque, como ya he dicho antes, deben mantenerse apartados de actividades que pueden llevar a un desgaste de su imagen y, en consecuencia, desestabilizar la estructura del Estado.

Los movimientos que ven e interpretan la idea monárquica en concordancia con los tiempos actuales y lo que la mayor parte de la población desea, pueden encuadrarse en lo que denominamos "realismo contemporáneo".

Por otra parte tenemos a los tradicionalistas y legitimistas. Se trata, generalmente, de grupos ultra-conservadores, que se aferran a tradiciones políticas y sociales incluso cuando éstas hayan sido superadas. Los tradicionalistas valoran especialmente el componente religioso, partiendo de la legitimación divina del Rey, que queda, por tanto, subordinado a Dios, no admitiéndose la necesidad de que debe contar con la voluntad o aprobación popular. Esta idea de designación divina "por la gracia de Dios" no tiene relevancia para los monárquicos del realismo contemporáneo.

Finalmente, están los legitimistas, que son, en cierto modo, una vertiente del tradicionalismo. Cuestionan la legitimidad del Heredero del Trono oficial en base a razonamientos históricos, como p.e. renuncias de líneas primogénitas (Brasil, España, Francia) o el rechazo de sucesores que no sean varones (España).

Los tradicionalistas y legitimistas son movimientos ideológicamente definidos y defienden muchas veces opciones monárquicas no compatibles con el presente.

Las organizaciones legitimistas-tradicionalistas suelen ser numerosas, pero disponen también de muchos medios económicos. Su acción de base se realiza en forma de muchos pequeños círculos locales. Los movimientos del "realismo contemporáneo" se organizan por lo general como los partidos políticos, es decir, una organización nacional subdividida en grupos regionales y locales.


Los Movimientos Monárquicos en Europa, América y Australia. Resumen por países.

Entraremos ahora en el análisis por países.

España

En España comenzó a formarse un movimiento monárquico después de la Guerra Civil. El nuevo régimen no permitió actividades monárquicas propiamente dichas. Franco fue monárquico, pero sus planteamientos políticos no aconsejaban una restauración a corto plazo, faltando también el necesario entendimiento con el Jefe de la Casa Real española, Don Juan.


La única organización monárquica que se fundó entonces fueron los Reales Tercios (1942), entidad de carácter paramilitar creada por el general Kindelán con el fin de defender al legítimo heredero del trono español, S.A.R. Don Juan de Borbón. Se regía por un reglamento militar con la misma jerarquía que en el ejército. Los socios de los Reales Tercios adquieren también rangos militares, aunque tengan sólo un carácter interno.


Después de la restauración de la Monarquía, los Reales Tercios pasaron a denominarse "Círculos de Acción Monárquica" y tuvieron que ser transformados en asociación, aunque siguen vigentes el reglamento (que no se aplica) y los rangos militares.


Hoy es una organización testimonial sin actividades conocidas. Pertenecen a ella personalidades de alto rango.

Al final de la II Guerra Mundial, los monárquicos vuelven a organizarse nuevamente alrededor de Don Juan, que a su vez lidera la oposición en el exilio. Aprovechando la situación mundial de oposición a los regímenes equiparados con el fascismo, los monárquicos exigen un restablecimiento de la democracia en forma de una monarquía parlamentaria.

Más relevancia adquirieron las Juventudes Monárquicas durante los últimos años del franquismo. Pero desaparecieron con la restauración por considerar que ya no era necesaria una acción monárquica.

Hasta 1985 existían en España sólo cuatro entidades monárquicas más: La Unión Monárquica Española, asociación fundada en 1916, con sede en Barcelona, inactiva; la Fundación Institucional Española, cuya principal actividad es un concurso infantil sobre la figura del Rey; la Unión Monárquica del Principado de Asturias, inactiva; y un pequeño círculo monárquico en Badajoz dirigido por José Emilio estrella Estrella, un monárquico de avanzada edad, pero muy activo a nivel personal.

En 1985, ante la inexistencia de una verdadera acción monárquica con un contenido y una proyección de futuro, se fundó la Asociación Monárquica Europea, que como dice el nombre, no se limita al territorio de España, sino que tiene una vocación europea, lo que es expresión del concepto moderno y dinámico de la Monarquía. Entiende la institución monárquica como universal, aunque preserva la identidad nacional de su pueblo, sin que signifique un nacionalismo aférrimo. Es perfectamente compatible con el proceso de unión europea, porque esa unión no debe desembocar en un estado artificial carente de un soporte de identidad que ninguna otra institución pueder garantizar mejor que la Monarquía.

Aparte de las entidades anteriores, existe en España un movimiento histórico que en tiempos de Franco volvió a tener cierta importancia: Los Carlistas, concretamente la Comunión Tradicionalista Carlista. Como da a entender su lema DIOS, PATRIA, REY, la religión y la patria se anteponen a la figura del Rey. Actualmente, los Carlistas no cuentan ya con ningún pretendiente oficial de la rama carlista. El último, Carlos Hugo, se fue a EE.UU. después de renunciar a sus pretensiones.


La CTC se reorganizó hace algunos años y cuenta con una organización muy fuerte. Mantiene relaciones con monárquicos tradicionalistas en Francia y otros países.


EUROPA OCCIDENTAL

R e p ú b l i c a s

Alemania


En Alemania, como consecuencia del abandono por el Emperador Guillermo II y del régimen dictatorial que llevó a la II Guerra Mundial, no se llegó a formar ningún movimiento monárquico hasta finales de los años 60.

Actualmente sólo existe un movimiento de ámbito nacional que se llama "Tradition und Leben" (Tradición y Vida), que defiende la restauración de la Monarquía Federal, es decir, el Imperio que se compone de los diferentes Reinos, Ducados y Condados que existían antes.

La zona donde más probabilidades hay para una restauración de la Monarquía es Baviera. Al igual que en Italia, después de la II Guerra Mundial se celebró un referéndum cuyos resultados se supone fueron manipulados por los americanos.

A pesar de tantos años de república (o quizás justo por eso), los bávaros siguen siendo mayoritariamente monárquicos. Según una encuesta reciente, un 68% se pronunciaría a favor de la restauración monárquica en Baviera.

Con la reunificación han vuelto a surgir tradiciones que se daban por perdidas para siempre. Dependerá de los movimientos monárquicos si se llega a medio plazo a plantear un referéndum sobre la forma de Estado. Desde luego será muy importante lo que pasa en regiones como Baviera, que podría tener un efecto dominó.

Existen actualmente organizaciones monárquicas en Baviera, Sajonia, Hanover y Prusia.


Austria

En Austria existen varias organizaciones desde hace muchos años. Pero ninguna se entiende con las otras, lo que merma fuerzas para una acción eficaz.
Son la Asociación de los Monárquicos Austríacos, la Asociación de los Austríacos para la Conservación de la Historia Austríaca, el Partido Social-Conservador-Monárquico de Austria y la Asociación Austria la Vieja.


Francia

Francia es uno de los países con más tradición de movimientos monárquicos.

Con la caída de Napoleón III en 1871 nace un movimiento político muy fuerte en apoyo del heredero legítimo del trono y último Borbón francés, el Conde de Chambord, que se llamaba ACCION FRANCESA. Este movimiento alcanzó tal fuerza que tenía hasta la mayoría en el Parlamento, lo que le permitía exigir una restauración con Chambord. Pero todo fracasó por culpa del mismo Chambord, que no estaba dispuesto a aceptar la bandera tricolor, detalle esencial para obtener el apoyo de la clase política no monárquica. El no de Chambord y su muerte poco tiempo después hizo perder fuerza a la ACCION FRANCESA. Al transmitir los derechos dinásticos a la rama colateral de los Orleans, designando al Conde de Paris Príncipe Heredero, incluso se dividieron los monárquicos entre los que aceptaban a los Orleans como rama legítima y autóctona y aquellos que defendían la tesis de que tendría que ser un sucesor de la rama española de los Borbón, porque representan la línea más directa y por tanto "legítima" de la Casa Real Francesa.
Luego veremos el panorama francés.

A finales de los años 60 se produjo una escisión de la Accion Francesa, creándose la NOUVELLE ACTION ROYALISTE, que tiene una orientación más progresista. Incluso llegó a apoyar en algunas ocasiones al candidato socialista a Presidente de la República.

La ACCION FRANCESA y la NOUVELLE ACTION ROYALISTE son hoy totalmente contrapuestas, pero defienden ambas al Conde de París. La primera es ultra-conservadora, que como los Carlistas tiene un ideólogo histórico: Charles Maurras.

La NAR cuenta con un director político, Bertrand Renouvin, un hombre muy relacionado con el Partido Socialista, pero monárquico al fin y al cabo. La NAR incluso llegó a presentarse a diferentes elecciones, defendiendo siempre la idea monárquica, es decir, la restauración monárquica.
Cada una cuenta con aprox. 6.000 afiliados.

Existe una tercera asociación de relevancia que apoya también al Conde de París: la Asociación de los Amigos de la Casa Real Francesa, cuyo presidente es Stéphane Bern. Esta asociación es completamente apolítica y centra su trabajo en la defensa de la imagen de la Casa Real. Tiene muy buenas relaciones con la NAR.

Las tres organizaciones cuentan con numerosos grupos locales y regionales en todo el país.

Una infraestructura aparentemente mayor tienen los legitimistas que defienden a Luis Alfonso de Borbón, hijo del fallecido Duque de Cádiz. Disponen de muchos medios económicos, que deben en parte, según fuentes monárquicas, a los republicanos muy interesados en mantener desunidos a los monárquicos. La opción de Luis Alfonso no es viable realmente dado que no es francés y porque los legitimistas son más bien de orientación ultra-conservadora.


Italia

La escena de los movimientos monárquicos italianos en la actualidad es muy compleja y resulta difícil orientarse para alguien que no tenga relaciones con estos grupos.


Hasta la muerte del Rey Humberto II en 1983, la UNION MONARQUICA ITALIANA reunía a la mayor parte de los grupos monárquicos independientes, a algunos partidos monárquicos de ámbito nacional, así como a numerosos monárquicos organizados en otros partidos u organizaciones no monárquicos.


Pero después de la muerte de Humberto II, la UMI se disolvió y aparecieron numerosos grupos sin ningún tipo de coordinación entre ellos.

Después de la proclamación de la república en 1946, la lucha monárquica fue dirigida por el Partido Democrático Italiano, que luego se fusionó con el Partido Liberal. Inmediatamente después del referéndum institucional apareció el Partido Nacional Monárquico.


Paralelamente se desarrolló la actividad de la Unión Monárquica Italiana.
Especialmente el Partido Nacional Monárquico contaba con la aprobación del Rey Humberto II, que consideraba a sus militantes como los más fieles que no distinguían entre Patria y Monarquía.


La UMI, a su vez, supo reunir a monárquicos pertenecientes a los más diversos partidos y grupos.


El peso de la UMI y del PNM fue tal que todos los demás grupos creados sólo existían esporádicamente, incluso una escisión del PNM, el Partido Monárquico Popular, volvió a unirse con el PNM formando el Partido Democrático Italiano.


En 1970, a raíz de un congreso celebrado por el PDI con el fin de disolver el partido, un grupo minoritario que se denominó ALIANZA MONARQUICA, y que no quería aprobar la disolución del partido, trató de tomar contacto con la UMI para integrarse en ella. Pero debido a la aparente inactividad de la UMI en este momento, AM decidió establecerse como movimiento político independiente.

Con la muerte de Humberto II, la UMI era incapaz de mantenerese compacta y unida, aparecieron luchas internas e incluso algunos dirigentes pretendían cambiar el orden de sucesión contra ley y natura. Se disolvió muy rápidamente, quedando sólo un grupo en Milán. Comenzaron a proliferar nuevos grupos, algunos sin ninguna consistencia.

Los de más importancia son los siguientes:

MOVIMIENTO MONARQUICO ITALIANO, con infraestructura en toda Italia; cuenta con aprox. 30.000 asociados.

MOVIMIENTO MONARQUICO FERT, dirigido por Sergio Boschiero. Segunda entidad más importante.

ALLEANZA MONARCHICA, ya mencionada. No tiene mucha importancia en cuanto al número de socios, pero dispone de una revista mensual de amplio alcance.

AMIGOS DE LA CORONA FERREA, anhelan una vuelta al Imperio Germánico de Nación Romana.

GRUPPO SAVOIA
Seguidores de Victor Emanuel, poco serios.

UNION MONARQUICA ITALIANA de Milán.

LISTA AZUL de Florencia.

UNION MONARQUICA MODENENSE, defienden la Casa de Austria-Este.

Recientemente, el FERT unió sus fuerzas con ALLEANZA MONARCHICA. Es el primer resultado de los esfuerzos por unir nuevamente a los monárquicos italianos, pues se han dado cuenta de que es ridículo crear cada vez más grupos sin seguir una estrategia común.


Grecia

En Grecia existe un movimiento bastante fuerte con grupos locales en todo el país, la UNION MONARQUICA HELENICA.
Los monárquicos griegos han conseguido unirse después de superar las dificultades planteadas por la administración.



M o n a r q u í a s

Suecia

En Suecia existen actualmente dos asociaciones monárquicas: La ROJALISTIKA FÖRENINGEN y ROJALISTIKA SALSKAPET.


Noruega y Dinamarca

No conocemos ningún grupo concreto en estos dos países.


Holanda

En Holanda existe el grupo ALIANCE ROYALE.

En todas las Monarquías escandinavas, al igual que en Holanda, la Monarquía cuenta con un fuerte apoyo popular, por lo que las actividades de estas asociaciones son más bien contemplativas. Lo mismo se puede decir de Bélgica, Luxemburgo, Liechtenstein y Mónaco, donde ni siquiera parecen existir grupos monárquicos.


Gran Bretaña

Gran Bretaña cuenta con la organización monárquica más antigua e importante de todas las existentes en el mundo: THE MONARCHIST LEAGUE. Dispone de delegaciones en todo el mundo, principalmente en los países que tienen a la Reina Isabel II como jefe de estado. En Canadá, la Liga Monárquica adquirió tal importancia que decidió independizarse de Londres creando la Liga Monárquica del Canadá.


La Liga Monárquica es la única entidad que ejerce también la función de unión entre los monárquicos en todo el mundo, y sirve de punto de referencia para coordinar cualquier actividad internacional. Compila las informaciones recibidas por numerosos grupos y personas individuales, lo que ha permitido que en los últimos años se intensificaran los contactos entre todos.


Actualmente está muy comprometida con diferentes actividades importantes:
- Defender la Monarquía Británica contra los ataques que sufre por causa de las desavenencias surgidas en la Familia Real;
- Coordinar el apoyo a los movimientos pro restauración en Bulgaria, Rumanía y Brasil;


EUROPA ORIENTAL

Los movimientos monárquicos en los países de Europa del Este surgieron a raíz de los cambios políticos a partir de la caída del Muro, al volver los pueblos a buscar sus identidades nacionales perdidas. Todos ellos perdieron sus Monarquías por la fuerza, y a pesar de los intentos de los regímenes comunistas de borrar toda la historia hasta 1945, el recuerdo que más fuerte han conservado estos pueblos es él de sus Reyes, con los que vivían mucho mejor.

En su mayoría, estos movimientos son de orientación más bien conservadora, lo que resulta comprensible pensando que se trata de defender posturas completamente contrarias al régimen comunista: unidad nacional, recuperación de las tradiciones y de una base histórico-filosófica para la convivencia.

En Bulgaria existen actualmente cuatro grupos, siendo el más importante la UNION MONARQUICO-CONSERVADORA. La admiración por el Rey Simeón II y su padre, Boris III, es muy fuerte. Pero el gobierno actual compuesto por comunistas reformados, no está dispuesto a celebrar un referéndum institucional. Hay que esperar aún una mayor normalización de la situación política que dé suficientes garantías para un referéndum no manipulado.

En Bulgaria se da el caso de que la república fue instaurada por la fuerza. Lo correcto sería un restablecimiento de la Constitución de Tirnovo, que es idéntica a la de Bélgica.

En Rumanía la situación es similar a la de Bulgaria. El Rey Miguel I cuenta con un gran prestigio entre la población. También aquí la mejor forma de volver a la normalidad sería restablecer el orden constitucional anterior a la república comunista, pero existen los mismos obstáculos que en Bulgaria.
Los monárquicos están organizados en dos partidos de corte liberal.

En Rusia han aparecido últimamente muchos nuevos grupos monárquicos en todo el país. Ello se debe también a la circunstancia de que los rusos disponían de numerosas organizaciones monárquicas en Estados Unidos y en Gran Bretaña, que están en condiciones de dar un fuerte apoyo a los monárquicos en su país, que ahora pueden dedicarse sin restricciones a desarrollar actividades dirigidas a restaurar la Monarquía en Rusia. La actitud del gobierno de Boris Yeltsin ha sido muy favorable, como se ha podido comprobar por la visita del Gran Duque Vladimir a San Petersburgo y el entierro en la gruta de los Romanov.

Más complicada es la situación en la antigua Yugoslavia. Realmente existen sólo posibilidades en Serbia y Montenegro, dado que la dinastía del último Rey de Yugoslavia tiene su origen en Serbia. El Príncipe Alejandro cuenta con el apoyo de toda la oposición serbia, que ya ha anunciado querer restaurar la Monarquía en cuanto se celebren elecciones libres.


Montenegro, sin embargo, que aún sigue unido a Serbia, podría plantear su separación de Serbia en el caso de restablecerse la Monarquía proclamándose Rey a Alejandro Karageorgevich. Esta circunstancia se debe a que Montenegro fue prácticamente anexionada por Serbia al constituirse Yugoslavia, destronando al Rey de Montenegro, un hecho que no se olvida. Pero el actual Heredero del Trono de Montenegro no tiene aspiraciones de convertirse en Rey.

En Albania no existe aún ningún movimiento monárquico, seguramente debido a la grave situación por la que pasa el país. Pero toda la oposición exterior se organizó alrededor del Rey Leka I, que trabaja incansablemente por recuperar el trono de Albania. La única organización conocida es el Movimiento Nacional Legalista de Albania con sede en Nueva York.

Finalmente destaca la actividad monárquica desarrollada en Polonia, donde existen actualmente cuatro grupos, unos de ellos muy importante y activo: El CLUB CONSERVADOR-MONARQUICO DE VARSOVIA y el CLUB LIBERAL-MONARQUICO DE CRACOVIA, siendo este último parte de una federación de clubes monárquicos.

Otro país considerado europeo, aunque se encuentre ya en el continente de Asia, es Georgia, donde se ha mantenido un fuerte sentimiento monárquico a pesar de que perdió su Monarquía autóctona en 1801 cuando el país fue anexionado por Rusia. El movimiento más importante de la oposición es la Union Tradicionalista de Georgia, que defiende la restauración monárquica. Otro grupo es el Partido Monárquico de Georgia, pero no tiene peso político y parece estar bajo control de los republicanos.


AMERICA

R e p ú b l i c a s

Brasil

Paralelamente a Francia, se formó un movimiento considerable en Brasil, cuya Monarquía fue derrocada en 1889 por los militares que apoyaban así a los terratenientes contrarios a la abolición de la esclavitud. Dado que la nueva república no contó en absoluto con el apoyo del pueblo, circunstancia descrita excelentemente por Mario Vargas Llosa en su libro "La Guerra del Fin del Mundo", los militares se ocuparon muy deprisa del problema de los monárquicos: declararon delito toda actividad política contraria al sistema republicano mediante la conocida "cláusula férrea", que se tardó 100 años en derogar. De esta manera, Brasil no contó mucho tiempo con su movimiento monárquico histórico, cuyo pensador más destacado fue Juan Camilo Oliveira Torres. Naturalmente, se sobreentiende que la república brasileña prohibió en virtud de la cláusula férrea la publicación de las obras de Oliveira Torres.

Con la abolición de la cláusula férrea surgieron multitud de grupos y organizaciones monárquicas en todo el país. La única división que existe es que hay dos pretendientes: Don Pedro, que es sucesor de la línea primogénita del último emperador, y Don Luis, que basa sus reivindicaciones en que el padre de Don Pedro había renunciado a sus derechos dinásticos cuando todavía no contaba con descendientes.

El movimiento más relevante es el MOVIMIENTO PARLAMENTARISTA MONARQUICO dirigido por el Diputado Federal Cunha Bueno, artífice de la derogación de la cláusula férrea. Junto a él está el INSTITUTO BRASILEÑO DE ESTUDIOS MONARQUICOS DE RIO DO SUL, entidad sucesora del IBEM que existía durante los últimos 15 años de la cláusula férrea. En total son unos 18 grupos que trabajan por la restauración en Brasil.

En la actualidad se efrentan al problema de la reforma constitucional introducida para adelantar el referéndum institucional fijado inicialmente para septiembre de 1993. Ahora tendrá lugar en abril. Con ello los republicanos tratan de evitar una campaña bien organizada por parte de los monárquicos, que cuentan cada vez con más apoyo popular, pues el último emperador era sinónimo de democracia, desarrollo y justicia social.


EE.UU.

En Estados Unidos existe un número muy elevado de grupos monárquicos. En su mayoría se trata de organizaciones de monárquicos en el exilio (rusos, serbios, albanos, etíopes). Pero hay también un gran número de ciudadanos estadounidenses interesados en la Monarquía. Están organizados principalmente en la CONSTANTIAN SOCIETY, una organización que tiene mucho prestigio a nivel internacional.
Sus actividades están dirigidas a apoyar movimientos pro restauración en Europa oriental y en Brasil.


M o n a r q u í a s

Canadá,
Caribe: Belice, etc.

Lo que se desconoce generalmente es que América cuenta con un gran número de países monárquicos, siendo el más importante Canadá. Los demás se encuentran en el Caribe y América Central, todos ellos antiguas colonias británicas que han conservado el régimen monárquico. No conocemos grupos monárquicos más que en Canadá, la citada Liga Monárquica del Canadá. Los monárquicos en los demás países pertenecen, sin duda, a la Liga Monárquica de Gran Bretaña.


AUSTRALIA

Al igual que Canadá, también Australia es una Monarquía, con la Reina Isabel II como jefe de Estado. En Australia existen dos asociaciones monárquicas: THE AUSTRALIAN HERITAGE SOCIETY y THE AUSTRALIAN FLAG ASSOCIATION. Aparte de ellas existe un gran número de miembros de la Liga Monárquica de Gran Bretaña.

Las actividades de estos grupos aumentan últimamente debido a los intentos de los socialistas australianos de instaurar la república en el año 2001. Con ello pretenden obtener una "mayor independencia" de Gran Bretaña, pero no cuentan con el apoyo popular necesario.


AFRICA Y ASIA

En Africa sólo destaca el movimiento monárquico etíope, organizado principalmente en EE.UU. y Gran Bretaña. Los cambios políticos recientes han tenido el resultado de un resurgir del recuerdo del último emperador Haile Selasi, y parece muy posible una próxima restauración de la Monarquía en este país, con lo que podría recuperar la estabilidad perdida durante los años de dominación comunista.

Las demás monarquías africanas son muy distintas a las europeas o asiáticas, prevaleciendo el carácter tribal.

En Asia sólo existen movimientos conocidos relacionados con el Irán, es decir, están organizados en el exterior (Gran Bretaña y Alemania). En China parece existir un grupo, pero faltan datos para confirmarlo.
un repaso con esp. atención a Irán, Etiopía, Libia, Egipto


¿Los Movimientos Monárquicos como relaciones públicas de la institución monárquica?

Las Casas Reales tienen que procurar de ser muy diplomáticas cuando se trata de defender la institución monárquica, ya que deben mantenerse apartadas de las luchas políticas. Tomar partido por la Monarquía, algo que nos parece perfectamente legítimo, puede ser criticado por algunos sectores y ser utilizado para debilitar la imagen de los representantes de las Casas Reales.

Incluso Monarcas y Príncipes exiliados tienen que estudiar muy a fondo toda declaración pública para conservar la neutralidad de la Casa Real y no crear divisiones.

Por estas razones, deben ser los mismos ciudadanos que, organizados en asociaciones o movimientos, defiendan activamente la idea monárquica.

En cierto modo se convierten en relaciones públicas de la institución monárquica, sin que tengan que contar con el apoyo activo de las Casas Reales.

El apoyo de las Casas Reales en las Repúblicas y en las Monarquías. Las aspiraciones de los monárquicos al respecto.

Como las Casas Reales tienen que mantenerse alejadas se una toma de partido incluso a favor se la propia institución monárquica, tampoco pueden apoyar expresamente a los movimientos monárquicos.

A algunos monárquicos a veces les gustaría tener un contacto estrecho con las Casas Reales y poder lucirse al lado de sus representantes. Existen entidades monárquicas cuya principal actividad consiste en la celebración de audiencias con el Rey o el Príncipe Heredero. Pero este es un factor que aconseja a las Casas Reales que no apoyen a toda organización que aparezca para evitar que ésta se aproveche de ello.

Ejercen, por tanto, prudencia, lo que no significa que no dén su apoyo a aquellos grupos que demuestren ser serios en su proceder. Pero este apoyo nunca será oficial, ni se concederán favoritismos.

En la repúblicas puede darse el caso de un apoyo expreso del Jefe de la Casa Real a uno o varios grupos monárquicos, como es el caso de Italia. Los representantes de las Casas Reales en el exilio están más dispuestos a dar estos apoyos, dado que tienen carácter recíproco, pero siempre dependen de la seriedad demostrada de estos grupos.

El interés de verdaderos monárquicos no puede ser otro que él de apoyar incondicionalmente a la institución y sus representantes sin esperar favoritismos.


Perspectivas de futuro de los Movimientos Monárquicos.

Los movimientos monárquicos han experimentado un auge considerable desde la caída del muro. Para el futuro se divisa un crecimiento continuo de grupos y personas comprometidas con la causa monárquica.

La tendencia de todos ellos será, necesariamente, una profesionalización de su acción, pues es preciso actuar con conocimiento de causa para convencer a la población de las ventajas de la institución monárquica.


La Prensa Monárquica.

Una necesidad primordial de todo movimiento monárquico es poder comunicarse no sólo con sus socios y simaptizantes, sino con el público en general. Debe difundir los conocimientos sobre la institución monárquica. La mejor vía es la creación de publicaciones especializadas.

En los últimos años la oferta de publicaciones periódicas de carácter monárquico se ha visto incrementado notablemente.

Ha habido muchos intentos de crear revistas monárquicas, pero muchas se han visto obligadas a desaparecer a falta de medios.


Un medio de comunicación especializado de carácter particular.

La prensa monárquica no es comercial, salvo en los casos de editar revistas ilustradas que se asemejan a las revistas del corazón. Sus contenidos se concentran principalmente en la Monarquía en sus diferentes facetas. Algunas publicaciones tratan temas de actualidad política del país en cuestión para dar mayor amplitud al círculo de lectores y alcanzar de esta manera a más personas que no necesariamente se pueden considerar monárquicas.


Presentación del panorama actual de la prensa monárquica mundial.

Pocas son las revistas con una concepción moderna y dinámica de la Monarquía.

Donde más publicaciones se editan y más interés existe por la causa monárquica.

Los países que cuentan con más publicaciones monárquicas son Francia e Italia.

Las publicaciones de más tirada en Francia son ROYALISTE y ASPECTS DE LA FRANCE, la primera de la NAR, la segunda de Restauración Nacional-Acción Francesa.

La NAR publica, además, la única revista de estudios monárquicos: LYS ROUGE, que en cada número trata de forma monográfica temas de actualidad, como p.e. Italia, Albania, Yugoslavia.

Aparte de Royaliste y Lys Rouge, edita la revista trimestral CITE, dedicada a asuntos ciudadanos alternados con temas monárquicos, y una versión universitaria de Royaliste.

La AAMF publica la revista trimestral ALLIANCE ROYALE, y existe una nueva publicación de carácter literario-histórico: LA PLACE ROYALE.

Los legitimistas publican un gran número de revistas, siendo la del SICRE la que con más medios cuenta.

En Italia existen 13 publicaciones, siendo las de más alcance ALLEANZA MONARCHICA, NOTIZIE MONARCHICHE-MMI NOTIZIE, IL PUNGOLO, SAVOIA Y FERT.

La prensa monárquica como medio de acción directa.

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