Los Movimientos Monárquicos y su relevancia político-social para el mantenimiento y la restauración de regímenes monárquicos. Historia, presente y futuro. La Prensa Monárquica.
Definición del término "Movimiento"
Generalmente se entiende por movimiento una corriente de opinión o acción de carácter social o político que agrupa a un número elevado de personas sin una estructura organizativa propia, aunque bien puede contar con el apoyo de grupos organizados que defienden una idea básica.
Definición del término "Movimiento Monárquico"
En contraposición al significado genérico de "movimiento", se suele denominar "movimiento monárquico" a cualquier entidad monárquica formada por la asociación de personas en defensa de la causa monárquica. Esta entidad, en la mayor parte de los casos, no es un movimiento de masas, sino una asociación que no cuenta necesariamente con un elevado número de asociados o militantes.
Lo que sí es una connotación habitual de esta denominación es que se trata generalmente de grupos con un planteamiento de acción política al estilo de los partidos políticos.
El término "Movimiento Monárquico" utilizado como concepto general, engloba tanto a verdaderos movimientos como a todos los demás grupos que se llaman asociaciones, ligas, partidos etc.
Verdaderos movimientos con varios miles de asociados y militantes (simpatizantes) existen pocos y se decribirán más adelante al explicar la situación en cada uno de los países. Sirvan de momento como ejemplos el Movimento Monárchico Italiano y el Movimento Parlamentarista Monárquico de Brasil o el Partido Popular Monárquico de Portugal.
La inmensa mayoría son grupos del tipo "asociación" o de "círculo", limitándose los primeros a una acción de base (defensa y estudio de la idea monárquica) y los segundos a una actitud más contemplativa, siendo estos círculos generalmente de tendencia "legitimista".
El origen de los Movimientos Monárquicos. Los movimientos históricos. Origen de los movimientos monárquicos contemporáneos.
Los movimientos monárquicos tienen su orígen en los primeros derrocamientos de la Monarquía, como en Francia, Brasil, España o Italia. Dado que siempre el derrocamiento se producía por la fuerza, mediante un golpe militar o una revolución, no de forma que se pueda considerar "democrática", la reacción natural de los que seguían apoyando a la institución monárquica (al Rey) se organizaron rápidamente para tratar de restablecer el antiguo orden de forma pacífica por la vía política.
Debemos distinguir entre el origen histórico de los primeros movimientos y el origen de los movimientos contemporáneos.
Como todos saben, Francia fue el primer país en perder la Monarquía, donde los máximos instigadores de la revolución fueron miembros de la misma Corte de Luis XVI, pero que perdieron primero las riendas y luego la vida.
Pero no aparecen movimientos políticos hasta mucho más tarde, también debido a las circunstancias de la revolución misma, que fue muy violenta y devoró a todos que se opusieron a ella de alguna forma.
Aparte de Francia, hubo formaciones de movimientos monárquicos en Brasil (1889), en España (1931 y 1947), en Italia (1947), así como en otros países, pero donde no llegaron a tener mucha importancia.
Estos movimientos históricos tenían siempre un cariz político, también porque en aquellos tiempos ser monárquico significaba defender un determinado sistema político, social y económico. La institución monárquica aún no había pasado por lo que se podría llamar "auto-reforma", es decir, hasta después de la Guerra Mundial la Realeza no había comprendido bien su nuevo papel como representantes de una institución moderadora y defensora de principios democráticos.
A partir de 1947, no sólo cambian los movimientos monárquicos, sino también sus fundamentos ideológicos, y es a partir de finales de los años 60, sobre todo en los años 70, cuando se forman muchos grupos monárquicos nuevos con un concepto totalmente renovado de la idea monárquica.
La nueva estructura política en el mundo y el deterioro paulatino de la clase política hacen que resurja la opción monárquica como gran alternativa a un sistema político llamado democrático y parlamentario que no responde ya a los anhelos de los pueblos que gobierna.
Nacen los movimientos monárquicos contemporáneos, que centran nuestra atención y que se describirán más adelante.
Movimientos Monárquicos y Partidos Políticos. Diferenciación.
A excepción de los movimientos monárquicos históricos, que a su vez tenían carácter de partido político, los movimientos actuales no se pueden considerar como partidos políticos. Al igual que los Monarcas, y precisamente porque una de las características esenciales es la independencia de la Corona de los partidos y las ideologías políticas, los movimientos monárquicos tienen, en general, carácter de asociaciones suprapartidistas, aunque existen numerosos grupos con planteamientos ideológicos concretos. Estos últimos no llegan a ser partidos políticos, pero representan un tipo intermedio entre el movimiento monárquico ideal y el partido monárquico.
Base conceptual de los movimientos monárquicos: La idea monárquica.
A diferencia de concepciones filosóficas de organización del Estado, la Monarquía no es ninguna ideología al estilo del conservadurismo o del marxismo. No es excluyente, aunque, evidentemente, es incompatible con ideologías extremistas de izquierda y derecha. Dada la amplitud de miras del orden monárquico, siempre se habla de la "idea monárquica" para describir este tipo de organización del Estado.
- Independencia del Rey de las ideologías políticas y los partidos.
- Poder moderador.
- Máximos representante de la Nación.
- Carácter hereditario - estabilidad política.
- Ajeno a luchas políticas.
- Imagen exterior.
- Autoridad.
- Por la gracia de Dios.
Los objetivos de los Movimientos Monárquicos en las Repúblicas y en las Monarquías. Su relevancia como grupos de interés y grupos de presión para a) la Restauración b) el Mantenimiento de la Institución Monárquica.
a) La acción monárquica en las repúblicas surgidas de la abolición de la Monarquía tiene un carácter más militante, dado que la defensa de un cambio de régimen político se une frecuentemente con el descontento general con el sistema repúblicano. La restauración monárquica en estos países depende básicamente de la existencia de un movimiento social amplio, pero no menos de la personalidad del Heredero del Trono y sus descendientes.
La acción de los movimientos en las repúblicas se centra primordialmente en influir en la opinión pública para ganarla para la causa monárquica. Dicha acción consiste por una parte en explicar el significado de la institución monárquica, y por otra, llevar a cabo actividades públicas que tengan el efecto de provocar un amplio eco en los medios de comunicación para conseguir que se hable cada vez más sobre la posibilidad de una restauración monárquica.
No en todos los países los movimientos tienen relevancia social. Esa relevancia depende fundamentalmente del sentimiento monárquico de la población, es decir, si se han mantenido tradiciones monárquicas. Podemos constatar que este sentimiento monárquico es especialmente pronunciado allí donde la Monarquía fue abolida claramente contra la voluntad mayoritaria de la población, o donde cayó la Monarquía por un efecto dominó sin responsabilidad del último monarca. Los casos más conocidos son Italia, Francia, Portugal, Brasil, Baviera, Georgia, Bulgaria, Rumanía y Yugoslavia. Luego veremos las particulariedades de cada uno.
En los países occidentales, los movimientos monárquicos eran, al principio, coherentes y seguían una estrategia uniforme; en los países orientales por razones obvias no existían hasta las reformas políticas recientes. Pero siempre cuando dichos movimientos empiezan a ganar fuerza, teniendo que temer los republicanos por la continuidad de SU sistema, nunca tardan en provocar divisiones entre los monárquicos, pues al dividir a éstos también se divide a la opinión pública, y al no dar una imagen de seriedad y unión, resulta difícil si no imposible que la mayoría de la población con derecho a voto se decida a favor de la restauración monárquica.
b) En las Monarquías se plantea la pregunta si es necesaria una acción monárquica organizada. Es frecuente el argumento que en una Monarquía existente no hace falta ninguna organización monárquica, ya que no hay que luchar por la restauración. La realidad, sin embargo, confirma nuestra opinión de que sí es necesaria, y mucho, una acción monárquica permanente y bien diseñada. El hecho de que nuestro actual monarca, S.M. Don Juan Carlos I, por sus esfuerzos por transformar nuestra sociedad en democrática salvando importantes obstáculos interpuestos por sectores del régimen anterior e incluso por fuerzas republicanas como socialistas y comunistas, y por el prestigio nacional e internacional que ha adquirido nuestro Reino gracias a este monarca ejemplar, no significa que la Monarquía esté asegurada para el futuro.
Para ver esta problemática con más claridad es suficiente estudiar la reciente discusión sobre los viajes privados del Rey y si tiene derecho a realizarlos sin poner en peligro la estabilidad y el buen funcionamiento de la Monarquía parlamentaria.
Otro ejemplo mucho más contundente es la Monarquía británica, que sufre en los últimos tiempos un grave desgaste de imagen debido a desavenencias familiares que han sido aprovechadas por la prensa que veía y sigue viendo en cualquier suceso relacionado con la Familia Real una posibilidad de aumentar sus beneficios por mayores tiradas. Aunque no parece que la vida familiar de algunos miembros de la Familia Real sea demasiado feliz, debemos sospechar que hay detrás otros intereses mucho más profundos que él de la venta de periódicos y revistas: la desestabilización de la institución monárquica misma.
Estos aspectos triviales de la vida privada de las Casas Reales, que en sí no tienen mayor trascendencia para la estabilidad del sistema político, son manipulados por sectores influyentes de tal forma que pueden hacer tambalearse a la Corona artificialmente.
Uno de los argumentos más fuertes en favor de la Monarquía es que garantiza la estabilidad política de su país y evita enfrentamientos sociales al actuar como poder moderador. Esa es la principal razón por la que muchos países del Este europeo y Brasil se planteen el restablecimiento de la Monarquía parlamentaria. Y está claro que existen muchos sectores con mucho poder fáctico que no tienen ningún interés en que el control de las jefaturas de los estados pase a manos de Reyes demócratas, progresistas y occidentales, que cuentan, además, con prestigio y popularidad.
Para evitar un rápido éxito de los movimientos pro-restauración, qué puede ser más eficaz que la desestabilización de las Monarquías existentes en occidente para convencer a los respectivos pueblos que es mejor quedarse con lo malo conocido que lo bueno por conocer, dando de ellas una imagen de decadencia y tufo.
Naturalmente existen otros sectores que tampoco muestran especial interés por la institución monárquica, pero que, ante la imposibilidad de quitarla del medio, intentan apartar al Monarca de la vida pública activa, relegándole a ocupaciones representativas o incluso decorativas para iomponer una república de hecho. Eliminan símbolos de la Monarquía para hacerla desaparecer de la vida cotidiana, lo que no es otra cosa que preparar el camino para un cambio que al final ni se notará apenas.
Todas estas son razones para convencerse de la necesidad de la acción monárquica, una acción que debe ser constante y ser realizada con conocimiento de causa. Y dado que esa labor no puede ser cosa de unos pocos, los objetivos principales es, por una parte, formar a los propios asociados para que adquieran ese conocimiento de los fundamentos y el funcionamiento de la Monarquía, y por otra, difundir con la máxima amplitud posible estos mismos conocimientos entre la población, de forma comprensible, pero contundente.
A la profesionalidad de los grupos republicanos, que han recibido formación política, ideológica y estratégica durante décadas, hay que oponer la misma profesionalidad y preparación para defender con éxito y capacidad de superación del enemigo la institución monárquica. La Monarquía se ha sacudido los polvos del pasado, ahora hay que procurar que no vuelvan a caer sobre ella. Esa es la razón de ser de los movimientos monárquicos actuales en las Monarquías existentes.
¿Partidos Monárquicos? ¡No, gracias!
La importancia de la independencia de partidos e ideologías políticas.
Una cuestión muy discutida principalmente en los países republicanos con tradiciones monárquicas es si, a fin de conseguir la restauración monárquica, resulta más conveniente crear un partido político o formar un movimiento suprapartidista.
La fórmula del "Partido Monárquico" no ha dado nunca resultados aceptables. El único partido monárquico que llegó a tener responsabilidades dentro de un gobierno nacional ha sido el PPM de Portugal, pero nunca ha obtenido en solitario más del 5%, salvo en algunas elecciones municipales como en Lisboa. Ultimamente, como consecuencia del fracaso de la coalición a la que pertenecía el PPM, la fórmula de "Partido Monárquico" ha sufrido un fuerte deterioro. Parece que ya no es más viable, y cada vez son más los que abandonan el partido para integrarse en otras formaciones políticas.
La idea monárquica es independiente de cualquier ideología política, ya que no representa ningún programa de gobierno. Un argumento importante en favor de la Monarquía es que el Rey está por encima de los partidos políticos, de las luchas por el poder. Y esa independencia política sólo la puede tener si se mantiene apartado de programas políticos.
Seguramente, muchos Monarcas gobernarían mejor que los políticos de turno; pero el poder desgasta, y tanto más cuanto más responsabilidad política asume, es decir, cuando hay que tomar decisiones sobre problemas concretos.
La institución monárquica se tiene que mantener inalterable para garantizar la estabilidad política del país entero. Por lo tanto, no puede permitirse un desgaste político al asumir responsabilidades de gobierno.
Esta es la principal razón por la que no es recomendable la fórmula de "Partido Monárquico" para organizar a los partidarios de la Monarquía. La necesidad de un programa de gobierno condiciona la institución ideológicamente, por lo que resta apoyo popular. Todo el pueblo debe poder identificarse con la institución monárquica, algo que no se puede conseguir nunca con un partido monárquico.
Las dos vertientes principales de los movimientos monárquicos: Realismo contemporáneo y Tradicionalismo-Legitimismo.
Los movimientos monárquicos actuales que con más eficiencia trabajan por una futura restauración monárquica son los que se desprenden de concepciones anticuadas. Hoy en día muy poca gente desea restablecer una monarquía donde es el Rey quien gobierna y decide la política nacional. Tampoco los Reyes o Herederos del Trono tienen interés en interferir asuntos de gobierno, porque, como ya he dicho antes, deben mantenerse apartados de actividades que pueden llevar a un desgaste de su imagen y, en consecuencia, desestabilizar la estructura del Estado.
Los movimientos que ven e interpretan la idea monárquica en concordancia con los tiempos actuales y lo que la mayor parte de la población desea, pueden encuadrarse en lo que denominamos "realismo contemporáneo".
Por otra parte tenemos a los tradicionalistas y legitimistas. Se trata, generalmente, de grupos ultra-conservadores, que se aferran a tradiciones políticas y sociales incluso cuando éstas hayan sido superadas. Los tradicionalistas valoran especialmente el componente religioso, partiendo de la legitimación divina del Rey, que queda, por tanto, subordinado a Dios, no admitiéndose la necesidad de que debe contar con la voluntad o aprobación popular. Esta idea de designación divina "por la gracia de Dios" no tiene relevancia para los monárquicos del realismo contemporáneo.
Finalmente, están los legitimistas, que son, en cierto modo, una vertiente del tradicionalismo. Cuestionan la legitimidad del Heredero del Trono oficial en base a razonamientos históricos, como p.e. renuncias de líneas primogénitas (Brasil, España, Francia) o el rechazo de sucesores que no sean varones (España).
Los tradicionalistas y legitimistas son movimientos ideológicamente definidos y defienden muchas veces opciones monárquicas no compatibles con el presente.
Las organizaciones legitimistas-tradicionalistas suelen ser numerosas, pero disponen también de muchos medios económicos. Su acción de base se realiza en forma de muchos pequeños círculos locales. Los movimientos del "realismo contemporáneo" se organizan por lo general como los partidos políticos, es decir, una organización nacional subdividida en grupos regionales y locales.
Los Movimientos Monárquicos en Europa, América y Australia. Resumen por países.
Entraremos ahora en el análisis por países.
España
En España comenzó a formarse un movimiento monárquico después de la Guerra Civil. El nuevo régimen no permitió actividades monárquicas propiamente dichas. Franco fue monárquico, pero sus planteamientos políticos no aconsejaban una restauración a corto plazo, faltando también el necesario entendimiento con el Jefe de la Casa Real española, Don Juan.
La única organización monárquica que se fundó entonces fueron los Reales Tercios (1942), entidad de carácter paramilitar creada por el general Kindelán con el fin de defender al legítimo heredero del trono español, S.A.R. Don Juan de Borbón. Se regía por un reglamento militar con la misma jerarquía que en el ejército. Los socios de los Reales Tercios adquieren también rangos militares, aunque tengan sólo un carácter interno.
Después de la restauración de la Monarquía, los Reales Tercios pasaron a denominarse "Círculos de Acción Monárquica" y tuvieron que ser transformados en asociación, aunque siguen vigentes el reglamento (que no se aplica) y los rangos militares.
Hoy es una organización testimonial sin actividades conocidas. Pertenecen a ella personalidades de alto rango.
Al final de la II Guerra Mundial, los monárquicos vuelven a organizarse nuevamente alrededor de Don Juan, que a su vez lidera la oposición en el exilio. Aprovechando la situación mundial de oposición a los regímenes equiparados con el fascismo, los monárquicos exigen un restablecimiento de la democracia en forma de una monarquía parlamentaria.
Más relevancia adquirieron las Juventudes Monárquicas durante los últimos años del franquismo. Pero desaparecieron con la restauración por considerar que ya no era necesaria una acción monárquica.
Hasta 1985 existían en España sólo cuatro entidades monárquicas más: La Unión Monárquica Española, asociación fundada en 1916, con sede en Barcelona, inactiva; la Fundación Institucional Española, cuya principal actividad es un concurso infantil sobre la figura del Rey; la Unión Monárquica del Principado de Asturias, inactiva; y un pequeño círculo monárquico en Badajoz dirigido por José Emilio estrella Estrella, un monárquico de avanzada edad, pero muy activo a nivel personal.
En 1985, ante la inexistencia de una verdadera acción monárquica con un contenido y una proyección de futuro, se fundó la Asociación Monárquica Europea, que como dice el nombre, no se limita al territorio de España, sino que tiene una vocación europea, lo que es expresión del concepto moderno y dinámico de la Monarquía. Entiende la institución monárquica como universal, aunque preserva la identidad nacional de su pueblo, sin que signifique un nacionalismo aférrimo. Es perfectamente compatible con el proceso de unión europea, porque esa unión no debe desembocar en un estado artificial carente de un soporte de identidad que ninguna otra institución pueder garantizar mejor que la Monarquía.
Aparte de las entidades anteriores, existe en España un movimiento histórico que en tiempos de Franco volvió a tener cierta importancia: Los Carlistas, concretamente la Comunión Tradicionalista Carlista. Como da a entender su lema DIOS, PATRIA, REY, la religión y la patria se anteponen a la figura del Rey. Actualmente, los Carlistas no cuentan ya con ningún pretendiente oficial de la rama carlista. El último, Carlos Hugo, se fue a EE.UU. después de renunciar a sus pretensiones.
La CTC se reorganizó hace algunos años y cuenta con una organización muy fuerte. Mantiene relaciones con monárquicos tradicionalistas en Francia y otros países.
EUROPA OCCIDENTAL
R e p ú b l i c a s
Alemania
En Alemania, como consecuencia del abandono por el Emperador Guillermo II y del régimen dictatorial que llevó a la II Guerra Mundial, no se llegó a formar ningún movimiento monárquico hasta finales de los años 60.
Actualmente sólo existe un movimiento de ámbito nacional que se llama "Tradition und Leben" (Tradición y Vida), que defiende la restauración de la Monarquía Federal, es decir, el Imperio que se compone de los diferentes Reinos, Ducados y Condados que existían antes.
La zona donde más probabilidades hay para una restauración de la Monarquía es Baviera. Al igual que en Italia, después de la II Guerra Mundial se celebró un referéndum cuyos resultados se supone fueron manipulados por los americanos.
A pesar de tantos años de república (o quizás justo por eso), los bávaros siguen siendo mayoritariamente monárquicos. Según una encuesta reciente, un 68% se pronunciaría a favor de la restauración monárquica en Baviera.
Con la reunificación han vuelto a surgir tradiciones que se daban por perdidas para siempre. Dependerá de los movimientos monárquicos si se llega a medio plazo a plantear un referéndum sobre la forma de Estado. Desde luego será muy importante lo que pasa en regiones como Baviera, que podría tener un efecto dominó.
Existen actualmente organizaciones monárquicas en Baviera, Sajonia, Hanover y Prusia.
Austria
En Austria existen varias organizaciones desde hace muchos años. Pero ninguna se entiende con las otras, lo que merma fuerzas para una acción eficaz.
Son la Asociación de los Monárquicos Austríacos, la Asociación de los Austríacos para la Conservación de la Historia Austríaca, el Partido Social-Conservador-Monárquico de Austria y la Asociación Austria la Vieja.
Francia
Francia es uno de los países con más tradición de movimientos monárquicos.
Con la caída de Napoleón III en 1871 nace un movimiento político muy fuerte en apoyo del heredero legítimo del trono y último Borbón francés, el Conde de Chambord, que se llamaba ACCION FRANCESA. Este movimiento alcanzó tal fuerza que tenía hasta la mayoría en el Parlamento, lo que le permitía exigir una restauración con Chambord. Pero todo fracasó por culpa del mismo Chambord, que no estaba dispuesto a aceptar la bandera tricolor, detalle esencial para obtener el apoyo de la clase política no monárquica. El no de Chambord y su muerte poco tiempo después hizo perder fuerza a la ACCION FRANCESA. Al transmitir los derechos dinásticos a la rama colateral de los Orleans, designando al Conde de Paris Príncipe Heredero, incluso se dividieron los monárquicos entre los que aceptaban a los Orleans como rama legítima y autóctona y aquellos que defendían la tesis de que tendría que ser un sucesor de la rama española de los Borbón, porque representan la línea más directa y por tanto "legítima" de la Casa Real Francesa.
Luego veremos el panorama francés.
A finales de los años 60 se produjo una escisión de la Accion Francesa, creándose la NOUVELLE ACTION ROYALISTE, que tiene una orientación más progresista. Incluso llegó a apoyar en algunas ocasiones al candidato socialista a Presidente de la República.
La ACCION FRANCESA y la NOUVELLE ACTION ROYALISTE son hoy totalmente contrapuestas, pero defienden ambas al Conde de París. La primera es ultra-conservadora, que como los Carlistas tiene un ideólogo histórico: Charles Maurras.
La NAR cuenta con un director político, Bertrand Renouvin, un hombre muy relacionado con el Partido Socialista, pero monárquico al fin y al cabo. La NAR incluso llegó a presentarse a diferentes elecciones, defendiendo siempre la idea monárquica, es decir, la restauración monárquica.
Cada una cuenta con aprox. 6.000 afiliados.
Existe una tercera asociación de relevancia que apoya también al Conde de París: la Asociación de los Amigos de la Casa Real Francesa, cuyo presidente es Stéphane Bern. Esta asociación es completamente apolítica y centra su trabajo en la defensa de la imagen de la Casa Real. Tiene muy buenas relaciones con la NAR.
Las tres organizaciones cuentan con numerosos grupos locales y regionales en todo el país.
Una infraestructura aparentemente mayor tienen los legitimistas que defienden a Luis Alfonso de Borbón, hijo del fallecido Duque de Cádiz. Disponen de muchos medios económicos, que deben en parte, según fuentes monárquicas, a los republicanos muy interesados en mantener desunidos a los monárquicos. La opción de Luis Alfonso no es viable realmente dado que no es francés y porque los legitimistas son más bien de orientación ultra-conservadora.
Italia
La escena de los movimientos monárquicos italianos en la actualidad es muy compleja y resulta difícil orientarse para alguien que no tenga relaciones con estos grupos.
Hasta la muerte del Rey Humberto II en 1983, la UNION MONARQUICA ITALIANA reunía a la mayor parte de los grupos monárquicos independientes, a algunos partidos monárquicos de ámbito nacional, así como a numerosos monárquicos organizados en otros partidos u organizaciones no monárquicos.
Pero después de la muerte de Humberto II, la UMI se disolvió y aparecieron numerosos grupos sin ningún tipo de coordinación entre ellos.
Después de la proclamación de la república en 1946, la lucha monárquica fue dirigida por el Partido Democrático Italiano, que luego se fusionó con el Partido Liberal. Inmediatamente después del referéndum institucional apareció el Partido Nacional Monárquico.
Paralelamente se desarrolló la actividad de la Unión Monárquica Italiana.
Especialmente el Partido Nacional Monárquico contaba con la aprobación del Rey Humberto II, que consideraba a sus militantes como los más fieles que no distinguían entre Patria y Monarquía.
La UMI, a su vez, supo reunir a monárquicos pertenecientes a los más diversos partidos y grupos.
El peso de la UMI y del PNM fue tal que todos los demás grupos creados sólo existían esporádicamente, incluso una escisión del PNM, el Partido Monárquico Popular, volvió a unirse con el PNM formando el Partido Democrático Italiano.
En 1970, a raíz de un congreso celebrado por el PDI con el fin de disolver el partido, un grupo minoritario que se denominó ALIANZA MONARQUICA, y que no quería aprobar la disolución del partido, trató de tomar contacto con la UMI para integrarse en ella. Pero debido a la aparente inactividad de la UMI en este momento, AM decidió establecerse como movimiento político independiente.
Con la muerte de Humberto II, la UMI era incapaz de mantenerese compacta y unida, aparecieron luchas internas e incluso algunos dirigentes pretendían cambiar el orden de sucesión contra ley y natura. Se disolvió muy rápidamente, quedando sólo un grupo en Milán. Comenzaron a proliferar nuevos grupos, algunos sin ninguna consistencia.
Los de más importancia son los siguientes:
MOVIMIENTO MONARQUICO ITALIANO, con infraestructura en toda Italia; cuenta con aprox. 30.000 asociados.
MOVIMIENTO MONARQUICO FERT, dirigido por Sergio Boschiero. Segunda entidad más importante.
ALLEANZA MONARCHICA, ya mencionada. No tiene mucha importancia en cuanto al número de socios, pero dispone de una revista mensual de amplio alcance.
AMIGOS DE LA CORONA FERREA, anhelan una vuelta al Imperio Germánico de Nación Romana.
GRUPPO SAVOIA
Seguidores de Victor Emanuel, poco serios.
UNION MONARQUICA ITALIANA de Milán.
LISTA AZUL de Florencia.
UNION MONARQUICA MODENENSE, defienden la Casa de Austria-Este.
Recientemente, el FERT unió sus fuerzas con ALLEANZA MONARCHICA. Es el primer resultado de los esfuerzos por unir nuevamente a los monárquicos italianos, pues se han dado cuenta de que es ridículo crear cada vez más grupos sin seguir una estrategia común.
Grecia
En Grecia existe un movimiento bastante fuerte con grupos locales en todo el país, la UNION MONARQUICA HELENICA.
Los monárquicos griegos han conseguido unirse después de superar las dificultades planteadas por la administración.
M o n a r q u í a s
Suecia
En Suecia existen actualmente dos asociaciones monárquicas: La ROJALISTIKA FÖRENINGEN y ROJALISTIKA SALSKAPET.
Noruega y Dinamarca
No conocemos ningún grupo concreto en estos dos países.
Holanda
En Holanda existe el grupo ALIANCE ROYALE.
En todas las Monarquías escandinavas, al igual que en Holanda, la Monarquía cuenta con un fuerte apoyo popular, por lo que las actividades de estas asociaciones son más bien contemplativas. Lo mismo se puede decir de Bélgica, Luxemburgo, Liechtenstein y Mónaco, donde ni siquiera parecen existir grupos monárquicos.
Gran Bretaña
Gran Bretaña cuenta con la organización monárquica más antigua e importante de todas las existentes en el mundo: THE MONARCHIST LEAGUE. Dispone de delegaciones en todo el mundo, principalmente en los países que tienen a la Reina Isabel II como jefe de estado. En Canadá, la Liga Monárquica adquirió tal importancia que decidió independizarse de Londres creando la Liga Monárquica del Canadá.
La Liga Monárquica es la única entidad que ejerce también la función de unión entre los monárquicos en todo el mundo, y sirve de punto de referencia para coordinar cualquier actividad internacional. Compila las informaciones recibidas por numerosos grupos y personas individuales, lo que ha permitido que en los últimos años se intensificaran los contactos entre todos.
Actualmente está muy comprometida con diferentes actividades importantes:
- Defender la Monarquía Británica contra los ataques que sufre por causa de las desavenencias surgidas en la Familia Real;
- Coordinar el apoyo a los movimientos pro restauración en Bulgaria, Rumanía y Brasil;
EUROPA ORIENTAL
Los movimientos monárquicos en los países de Europa del Este surgieron a raíz de los cambios políticos a partir de la caída del Muro, al volver los pueblos a buscar sus identidades nacionales perdidas. Todos ellos perdieron sus Monarquías por la fuerza, y a pesar de los intentos de los regímenes comunistas de borrar toda la historia hasta 1945, el recuerdo que más fuerte han conservado estos pueblos es él de sus Reyes, con los que vivían mucho mejor.
En su mayoría, estos movimientos son de orientación más bien conservadora, lo que resulta comprensible pensando que se trata de defender posturas completamente contrarias al régimen comunista: unidad nacional, recuperación de las tradiciones y de una base histórico-filosófica para la convivencia.
En Bulgaria existen actualmente cuatro grupos, siendo el más importante la UNION MONARQUICO-CONSERVADORA. La admiración por el Rey Simeón II y su padre, Boris III, es muy fuerte. Pero el gobierno actual compuesto por comunistas reformados, no está dispuesto a celebrar un referéndum institucional. Hay que esperar aún una mayor normalización de la situación política que dé suficientes garantías para un referéndum no manipulado.
En Bulgaria se da el caso de que la república fue instaurada por la fuerza. Lo correcto sería un restablecimiento de la Constitución de Tirnovo, que es idéntica a la de Bélgica.
En Rumanía la situación es similar a la de Bulgaria. El Rey Miguel I cuenta con un gran prestigio entre la población. También aquí la mejor forma de volver a la normalidad sería restablecer el orden constitucional anterior a la república comunista, pero existen los mismos obstáculos que en Bulgaria.
Los monárquicos están organizados en dos partidos de corte liberal.
En Rusia han aparecido últimamente muchos nuevos grupos monárquicos en todo el país. Ello se debe también a la circunstancia de que los rusos disponían de numerosas organizaciones monárquicas en Estados Unidos y en Gran Bretaña, que están en condiciones de dar un fuerte apoyo a los monárquicos en su país, que ahora pueden dedicarse sin restricciones a desarrollar actividades dirigidas a restaurar la Monarquía en Rusia. La actitud del gobierno de Boris Yeltsin ha sido muy favorable, como se ha podido comprobar por la visita del Gran Duque Vladimir a San Petersburgo y el entierro en la gruta de los Romanov.
Más complicada es la situación en la antigua Yugoslavia. Realmente existen sólo posibilidades en Serbia y Montenegro, dado que la dinastía del último Rey de Yugoslavia tiene su origen en Serbia. El Príncipe Alejandro cuenta con el apoyo de toda la oposición serbia, que ya ha anunciado querer restaurar la Monarquía en cuanto se celebren elecciones libres.
Montenegro, sin embargo, que aún sigue unido a Serbia, podría plantear su separación de Serbia en el caso de restablecerse la Monarquía proclamándose Rey a Alejandro Karageorgevich. Esta circunstancia se debe a que Montenegro fue prácticamente anexionada por Serbia al constituirse Yugoslavia, destronando al Rey de Montenegro, un hecho que no se olvida. Pero el actual Heredero del Trono de Montenegro no tiene aspiraciones de convertirse en Rey.
En Albania no existe aún ningún movimiento monárquico, seguramente debido a la grave situación por la que pasa el país. Pero toda la oposición exterior se organizó alrededor del Rey Leka I, que trabaja incansablemente por recuperar el trono de Albania. La única organización conocida es el Movimiento Nacional Legalista de Albania con sede en Nueva York.
Finalmente destaca la actividad monárquica desarrollada en Polonia, donde existen actualmente cuatro grupos, unos de ellos muy importante y activo: El CLUB CONSERVADOR-MONARQUICO DE VARSOVIA y el CLUB LIBERAL-MONARQUICO DE CRACOVIA, siendo este último parte de una federación de clubes monárquicos.
Otro país considerado europeo, aunque se encuentre ya en el continente de Asia, es Georgia, donde se ha mantenido un fuerte sentimiento monárquico a pesar de que perdió su Monarquía autóctona en 1801 cuando el país fue anexionado por Rusia. El movimiento más importante de la oposición es la Union Tradicionalista de Georgia, que defiende la restauración monárquica. Otro grupo es el Partido Monárquico de Georgia, pero no tiene peso político y parece estar bajo control de los republicanos.
AMERICA
R e p ú b l i c a s
Brasil
Paralelamente a Francia, se formó un movimiento considerable en Brasil, cuya Monarquía fue derrocada en 1889 por los militares que apoyaban así a los terratenientes contrarios a la abolición de la esclavitud. Dado que la nueva república no contó en absoluto con el apoyo del pueblo, circunstancia descrita excelentemente por Mario Vargas Llosa en su libro "La Guerra del Fin del Mundo", los militares se ocuparon muy deprisa del problema de los monárquicos: declararon delito toda actividad política contraria al sistema republicano mediante la conocida "cláusula férrea", que se tardó 100 años en derogar. De esta manera, Brasil no contó mucho tiempo con su movimiento monárquico histórico, cuyo pensador más destacado fue Juan Camilo Oliveira Torres. Naturalmente, se sobreentiende que la república brasileña prohibió en virtud de la cláusula férrea la publicación de las obras de Oliveira Torres.
Con la abolición de la cláusula férrea surgieron multitud de grupos y organizaciones monárquicas en todo el país. La única división que existe es que hay dos pretendientes: Don Pedro, que es sucesor de la línea primogénita del último emperador, y Don Luis, que basa sus reivindicaciones en que el padre de Don Pedro había renunciado a sus derechos dinásticos cuando todavía no contaba con descendientes.
El movimiento más relevante es el MOVIMIENTO PARLAMENTARISTA MONARQUICO dirigido por el Diputado Federal Cunha Bueno, artífice de la derogación de la cláusula férrea. Junto a él está el INSTITUTO BRASILEÑO DE ESTUDIOS MONARQUICOS DE RIO DO SUL, entidad sucesora del IBEM que existía durante los últimos 15 años de la cláusula férrea. En total son unos 18 grupos que trabajan por la restauración en Brasil.
En la actualidad se efrentan al problema de la reforma constitucional introducida para adelantar el referéndum institucional fijado inicialmente para septiembre de 1993. Ahora tendrá lugar en abril. Con ello los republicanos tratan de evitar una campaña bien organizada por parte de los monárquicos, que cuentan cada vez con más apoyo popular, pues el último emperador era sinónimo de democracia, desarrollo y justicia social.
EE.UU.
En Estados Unidos existe un número muy elevado de grupos monárquicos. En su mayoría se trata de organizaciones de monárquicos en el exilio (rusos, serbios, albanos, etíopes). Pero hay también un gran número de ciudadanos estadounidenses interesados en la Monarquía. Están organizados principalmente en la CONSTANTIAN SOCIETY, una organización que tiene mucho prestigio a nivel internacional.
Sus actividades están dirigidas a apoyar movimientos pro restauración en Europa oriental y en Brasil.
M o n a r q u í a s
Canadá,
Caribe: Belice, etc.
Lo que se desconoce generalmente es que América cuenta con un gran número de países monárquicos, siendo el más importante Canadá. Los demás se encuentran en el Caribe y América Central, todos ellos antiguas colonias británicas que han conservado el régimen monárquico. No conocemos grupos monárquicos más que en Canadá, la citada Liga Monárquica del Canadá. Los monárquicos en los demás países pertenecen, sin duda, a la Liga Monárquica de Gran Bretaña.
AUSTRALIA
Al igual que Canadá, también Australia es una Monarquía, con la Reina Isabel II como jefe de Estado. En Australia existen dos asociaciones monárquicas: THE AUSTRALIAN HERITAGE SOCIETY y THE AUSTRALIAN FLAG ASSOCIATION. Aparte de ellas existe un gran número de miembros de la Liga Monárquica de Gran Bretaña.
Las actividades de estos grupos aumentan últimamente debido a los intentos de los socialistas australianos de instaurar la república en el año 2001. Con ello pretenden obtener una "mayor independencia" de Gran Bretaña, pero no cuentan con el apoyo popular necesario.
AFRICA Y ASIA
En Africa sólo destaca el movimiento monárquico etíope, organizado principalmente en EE.UU. y Gran Bretaña. Los cambios políticos recientes han tenido el resultado de un resurgir del recuerdo del último emperador Haile Selasi, y parece muy posible una próxima restauración de la Monarquía en este país, con lo que podría recuperar la estabilidad perdida durante los años de dominación comunista.
Las demás monarquías africanas son muy distintas a las europeas o asiáticas, prevaleciendo el carácter tribal.
En Asia sólo existen movimientos conocidos relacionados con el Irán, es decir, están organizados en el exterior (Gran Bretaña y Alemania). En China parece existir un grupo, pero faltan datos para confirmarlo.
un repaso con esp. atención a Irán, Etiopía, Libia, Egipto
¿Los Movimientos Monárquicos como relaciones públicas de la institución monárquica?
Las Casas Reales tienen que procurar de ser muy diplomáticas cuando se trata de defender la institución monárquica, ya que deben mantenerse apartadas de las luchas políticas. Tomar partido por la Monarquía, algo que nos parece perfectamente legítimo, puede ser criticado por algunos sectores y ser utilizado para debilitar la imagen de los representantes de las Casas Reales.
Incluso Monarcas y Príncipes exiliados tienen que estudiar muy a fondo toda declaración pública para conservar la neutralidad de la Casa Real y no crear divisiones.
Por estas razones, deben ser los mismos ciudadanos que, organizados en asociaciones o movimientos, defiendan activamente la idea monárquica.
En cierto modo se convierten en relaciones públicas de la institución monárquica, sin que tengan que contar con el apoyo activo de las Casas Reales.
El apoyo de las Casas Reales en las Repúblicas y en las Monarquías. Las aspiraciones de los monárquicos al respecto.
Como las Casas Reales tienen que mantenerse alejadas se una toma de partido incluso a favor se la propia institución monárquica, tampoco pueden apoyar expresamente a los movimientos monárquicos.
A algunos monárquicos a veces les gustaría tener un contacto estrecho con las Casas Reales y poder lucirse al lado de sus representantes. Existen entidades monárquicas cuya principal actividad consiste en la celebración de audiencias con el Rey o el Príncipe Heredero. Pero este es un factor que aconseja a las Casas Reales que no apoyen a toda organización que aparezca para evitar que ésta se aproveche de ello.
Ejercen, por tanto, prudencia, lo que no significa que no dén su apoyo a aquellos grupos que demuestren ser serios en su proceder. Pero este apoyo nunca será oficial, ni se concederán favoritismos.
En la repúblicas puede darse el caso de un apoyo expreso del Jefe de la Casa Real a uno o varios grupos monárquicos, como es el caso de Italia. Los representantes de las Casas Reales en el exilio están más dispuestos a dar estos apoyos, dado que tienen carácter recíproco, pero siempre dependen de la seriedad demostrada de estos grupos.
El interés de verdaderos monárquicos no puede ser otro que él de apoyar incondicionalmente a la institución y sus representantes sin esperar favoritismos.
Perspectivas de futuro de los Movimientos Monárquicos.
Los movimientos monárquicos han experimentado un auge considerable desde la caída del muro. Para el futuro se divisa un crecimiento continuo de grupos y personas comprometidas con la causa monárquica.
La tendencia de todos ellos será, necesariamente, una profesionalización de su acción, pues es preciso actuar con conocimiento de causa para convencer a la población de las ventajas de la institución monárquica.
La Prensa Monárquica.
Una necesidad primordial de todo movimiento monárquico es poder comunicarse no sólo con sus socios y simaptizantes, sino con el público en general. Debe difundir los conocimientos sobre la institución monárquica. La mejor vía es la creación de publicaciones especializadas.
En los últimos años la oferta de publicaciones periódicas de carácter monárquico se ha visto incrementado notablemente.
Ha habido muchos intentos de crear revistas monárquicas, pero muchas se han visto obligadas a desaparecer a falta de medios.
Un medio de comunicación especializado de carácter particular.
La prensa monárquica no es comercial, salvo en los casos de editar revistas ilustradas que se asemejan a las revistas del corazón. Sus contenidos se concentran principalmente en la Monarquía en sus diferentes facetas. Algunas publicaciones tratan temas de actualidad política del país en cuestión para dar mayor amplitud al círculo de lectores y alcanzar de esta manera a más personas que no necesariamente se pueden considerar monárquicas.
Presentación del panorama actual de la prensa monárquica mundial.
Pocas son las revistas con una concepción moderna y dinámica de la Monarquía.
Donde más publicaciones se editan y más interés existe por la causa monárquica.
Los países que cuentan con más publicaciones monárquicas son Francia e Italia.
Las publicaciones de más tirada en Francia son ROYALISTE y ASPECTS DE LA FRANCE, la primera de la NAR, la segunda de Restauración Nacional-Acción Francesa.
La NAR publica, además, la única revista de estudios monárquicos: LYS ROUGE, que en cada número trata de forma monográfica temas de actualidad, como p.e. Italia, Albania, Yugoslavia.
Aparte de Royaliste y Lys Rouge, edita la revista trimestral CITE, dedicada a asuntos ciudadanos alternados con temas monárquicos, y una versión universitaria de Royaliste.
La AAMF publica la revista trimestral ALLIANCE ROYALE, y existe una nueva publicación de carácter literario-histórico: LA PLACE ROYALE.
Los legitimistas publican un gran número de revistas, siendo la del SICRE la que con más medios cuenta.
En Italia existen 13 publicaciones, siendo las de más alcance ALLEANZA MONARCHICA, NOTIZIE MONARCHICHE-MMI NOTIZIE, IL PUNGOLO, SAVOIA Y FERT.
La prensa monárquica como medio de acción directa.
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