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Monarquía Europea

Latinoamérica necesita urgente la Monarquía

por Mario Santiago Carosini
Movimiento Monárquico Argentino


Nuestra querida región iberoamericana es hoy, como hace mucho tiempo ya, un gran enfermo institucional.

Ahora bien, ¿está en franca mejoría o la salud de sus instituciones se deteriora rápidamente?

La Medicina Republicana dice ¡no hay problema! Y trata de disimular la historia clínica del enfermo (que habla por sí misma).

Al mirar su evolución, observamos que su situación se deteriora aceleradamente presa de un gran cáncer, que origina, a su vez, otras profundas complicaciones no menos importantes. Decidida y claramente, la concentración del poder se va adueñando de todos y cada uno de los órganos institucionales. Luego de muchos años de práctica, los latinoamericanos hemos perfeccionado la más terrible y virulenta enfermedad de laboratorio, "el absolutismo republicano". Los "autogolpes" confirman esta tendencia.

Mientras el absolutismo es un eslabón antiguo de la evolución de la Monarquía hacia su altísima concepción democrática actual, en Latinoamérica constituye, para la República, el norte hacia el cual tienden irremediablemente sus esfuerzos. Una realidad por cierto repudiable en virtud de los sufrimientos y vejaciones que debemos soportar quienes tenemos la desgracia de vivir bajo las zarpas de este Monstruo Institucional, que toda dignidad pisotea y envenena nuestras naciones con la intolerancia que genera.

Haciendo un esfuerzo de simplificación tenemos:

REPUBLICA
=
PODER EJECUTIVO
+
PODER LEGISLATIVO
+
PODER JUDICIAL


Si a los tres poderes de la república les sumamos el Poder Real, tenemos:

REPUBLICA
+
PODER REAL (CORONA)
=
MONARQUIA



Con estos esquemas estamos en condiciones de entender por qué los tres poderes que funcionan en la república (también contenidos por la Monarquía) se transforman, como en el cáncer, de células benignas en malignas, dañando la salud institucional de la nación.

Las instituciones latinoamericanas son un claro ejemplo de desequilibrio funcional, reflejado en el continuo adelgazamiento de las atribuciones de los poderes legislativo y judicial en beneficio del poder ejecutivo. La concentración del poder forma parte de la dinámica institucional republicana. Ello se debe a que en estas instituciones no se encuentran representados los intereses de largo plazo (es decir, la natural inclinación de supervivencia de la nación a través del tiempo) sino los de corto (o cortísimo) plazo, generalmente ligados a las mezquinas conveniencias demagógicas del representante de los intereses de la nación y del pueblo por ella representada. Esto es así porque en el Rey está representado el Poder Moderador, el Poder de Reserva y el fundamental Poder Afectivo, generalmente desdeñado por la plutocracia republicana.

Dicho de otro modo, en la Monarquía moderna el Jefe del Estado (Rey) representa los intereses a largo plazo (es decir, a la nación misma) y el Jefe del Gobierno (Primer Ministro) a los legítimos intereses a corto y medio plazo (Teoría de las Dos Soberanías). Resulta imposible que ambos intereses puedan ser eficientemente reunidos en una sola persona (presidente).

En este caso, la historia nos enseña que el largo plazo es sacrificado en aras del corto plazo, lo urgente aniquila lo importante y la demagogia termina oprimiendo a los ciudadanos en medio de la inseguridad jurídica y la dictadura, legalmente entronizadas. Así la inflación, inversamente proporcional a la ética del gobierno, se adueña de nuestros ahorros y destruye nuestras ilusiones. La operación tenaza es completada por el endeudamiento irresponsable para engordar estómagos gubernamentales. La Constitución del Reino de Argentina, en elaboración, incluye soluciones novedosas para esto.

En la República latinoamericana el presidente posee la suma del poder público (Jefatura del Estado + Jefatura del Gobierno), pretendiéndose el absurdo institucional de que sea parte (jefe de partido político, en el gobierno) y árbitro (ejercer el Poder Moderador), todo al mismo tiempo.

Así vistas las cosas, es fácil entender por qué Latinoamérica es el paraíso de los golpes de Estado, los dictadores y la corrupción. Nuestro desequilibrio institucional llamado República nos lleva a esto, recurrentemente.

La solución es obvia: Monarquía cuanto antes, para hacer realidad la genuina división de poderes y evitar el pisoteo de nuestros derechos. Sin Monarquía no tenemos identidad, ni justicia independiente, ni fuerzas armadas despolitizadas. Sin Monarquía nuestras naciones seguirán teniendo el apellido de "bananeras".

(Publicado en Monarquía Europea - 1992)

4 comentarios

carlos ireneo zubiaurre -

los comentarios son reafirmados por los hechos cotidianos,que la dirigencia politica no entiende por carecer de capacidad intelectual,moral y espiritual,siempre hubo intentos monarquicos,pero bajo la fachada republicana. Desearia que se comunique conmigo a traves del mail,cordialmente Carlos Ireneo Zubiaurre

Mariano -

Ojala la Argentina fuese una monarquia; seriamos una potencia. San Martin y otros proceres querian instaurar una monarquia coronando a un principe descendiente de la realeza Inca para afianzar la soberania e independencia. ¡Salud y Monarquia!.Mexico tuvo dos emperadores: Agustin Götzen Iturbide y Maximiliano de Habsburgo.(los dos fueron fusilados); Maximiliano era un alma noble e idealista. Quiso muchos cambios, por ejemplo prohibio el trabajo infantil, rechazo el trabajo esclavo de los campesinos, defendio el culto libre de religiones etc.; pero la corruptela de Benito Juarez lo fusilo.

Marcelo Martinez -

Sr. Carosini.

Que podemos los argentinos hacer para que esto sea distinto, como mejoramos a este pais.

Atte.
Marcelo Martinez.

Sebastian -

Es muy interesante la idea de este movimiento, creo que se tendría que dar a conocer a lo largo de todo el pais, porque la gente ignora su existencia.