Los tiempos se han vuelto más difíciles. Hace ya tiempo que se calmó el entusiasmo que provocó la "aparente" desaparición del totalitarismo bolchevique a continuación de la caída del muro de Berlín. Más bien se ha convertido en desilñusión, desánimo y puro afán de lucro a toda costa, una especie de baile sobre el volcán. Al mismo ritmo que se deterioran las buenas costumbres, la moral y la ética en todos los países "civilizados" del mundo, se va deteriorando el medio ambiente y la naturaleza. Estamos acabando con las bases para una pacífica y próspera convic¡vencia dejando el campo libre a la tercermundización y la bancarrota técnica de nuestras naciones, antaño fuentes de toda cultura y todo progreso.
Sólo parecen vivir bien los desalmados, los capitalistas salvajes, los políticos corruptos y sinvergüenzas, y sobre todo, todos aquellos que hace poco oprimían a los pueblos del Este con su sistema inhumano del comunismo, descrito con el eufemismo de "socialismo real". Fueron juzgados y siguen en libertad. Todos los odian, pero gran parte -si no las mayorías- de los votantes los siguen eligiendo para seguir desgobernando a sus países. Son antidemocráticos, pero siguen siendo apoyados por nuestros gobiernos occidentales tan democráticos, tan preocupados por los países d Este, tan solidarios, peron tan ineptos y fáciles de asustar por el viejo oso rojo. ¿No se dan cuenta de la estrategia tan astuta que sigue su curso en el este, la estrategia cuyos hilos parecen mover los antiguos dirigentes os sus sucesores? (Putin es, al fin y al cabo, un hijop del sistema soviético y de la KGB). La favorecen echando al campo de acción a grupos radicales, difamando a la derecha llamándola golpista y fascista (cuando son atributos que más bien les describen a ellos), y Occidente calla. Calla por miedo. Por miedo a lo inevitable. Inevitable por no poner remedio a tiempo. Más vale pisar sobre carbón candente que quedarse parado ante el obstáculo.
El mundo necesita un cambio profundo y rápido. Como ya dijo a principios de los noventa S.A.I.R. Otto deb Habsburgo, el soberano europeo de la clarividencia suprema: "No queda mucho tiempo". Mirad hacia el este y cercioraos de que el oso empieza a despertarse de nuevo. Ha tocado la hora de levantarnos todos de nuestro letargo materialista, consumista y egoísta. No podemos permitir que sigan anulando nuestra iniciativa con una vida ociosa, sobornada y suibvencionada, cómoda y manipulada. ¡El despertar será terrorífico!
Apoyemos a los pueblos oprimidos por sistemas totalitarios e inhumanos para que puedan recuperar en libertad sus garantías de independencia y prosperidad. Nuestro apoyo debe ser sonado.
Llamémos la atención sobre lo que está pasando en Rusia y en Iberoamérica, pero también en España y otros países europeos, y ofrezcamos nuestra alternativa con claridad y de forma convincente. Pasemos a la acción para alcanzar este objetico, porque su consecución será también en nuestro propio beneficio. Sólo la unión hace la fuerza, la unión de los que creemos en la más virtuosa de las formas de estado: la Monarquía parlamentaria y constitucional que en Europa garantiza la estabilidad y la libertad en democracia y que con sus sistema democrático puede servir de ejemplo para el mundo de raices europeas, aunque el sistema monárquico en sí no tenga cabida donde no existe tradición por no existir falilia real.
(Artículo publicado en Monarquía Europea Nº 9 Año IV Septiembre 1994, ligeramente adaptado al momento actual)
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