La Coronación del Rey de Tonga
El pasado día 29 de julio de 2008 tuvo lugar la Coronación del Rey de Tonga Don George Tupou V, que siguió la tradición al más puro estilo británico. Es el único Rey actual que tiene el valor de mantener viva la simbología monárquica del acto de coronación utilizando todos los atuendos que caracterizaban estos actos y simbolizaban los poderes del Rey. Es también el último Rey con poderes absolutos y ya anunció al suceder a su augusto padre el Rey Taufa’ahau Tupou IV, fallecido el 10 de septiembre de 2006 a la edad de 88 años, que va a ceder la maayor parte de sus poderes al parlamento.
El nuevo Rey tiene la intención de ceder el poder al parlamento con el fin de modernizar las estructuras políticas del país. Puede parecer injusto (como comenta alguno) que aún exista alguna Monarquía absoluta, pero hay que tener en cuenta que el pueblo de Tonga nunca ha puesto en duda a sus Reyes y su Monarquía. No se pueden aplicar los esquemas europeos a cualquier país del mundo ni darv por hecho que un pueblo, por seguir con estructu ras políticas ancestrales, se siente infeliz.
Tonga no es España ni Estados Unidos, es un pequeño reino polinesio. El Rey no es un déspota, ni lo fue el penúltimo Rey de Ne pal, que al igual que el Rey de Buthan procedió a modernizar el país, un proceso interrumpido por el regicidio ejecutado por el príncipe heredero, lo que hizo que llegara al poder Gyanendra, que nunca debía haber subido al trono y no lo habría hecho en condiciones normales. Lo que gusta interpretar a algunos izquierdosos europeos no es lo que sienten otros pueblos a los que quieren imponer formas y estructuras de estado que nada tienen que ver con la voluntad popular ni con la realidad social de países con otras culturas y otras tradiciones. Y decir que la ceremonia en Tonga supone un despilfarro es una falacia, pues usan atuendos heredados de los Reyes anteriores, y aunque el coste de las ceremonias es alto para los presupuestos de Tonga, la ocasión se lo merece, pues comparado con despilfarros como los de nuestros políticos, que se dedican a comprar votos y repartir bombillas en lugar de crear empleo e infraestructuras, no me parece criticable, ya que supone también una importante proyección del Reino en el exterior fomentando el turismo. Estos comentarios sobre los costes ya han sido rebatidos con datos y no son más que demagogia barata que no se sostiene. Seguramente lo que gasta la Vicepresidenta de la Vogue en modelitos cada año (cada uno cuesta fácilmente seis mil euros) supera con creces lo que puede haberse gastado el Rey de Tonga en la ceremonia celebrada con símbolos y atuendos que de todas formas ya tenía. Como defensor de la institución monárquica celebro que se mantengan las tradiciones y lo aplaudo, pues los símbolos del estado y de la nación deben ser intocables y lucirse siempre que la ocasión lo aconseje. Ellos son la representación de la unión entre el pasado, el presente y el futuro, de la continuidad y la estabilidad de una nación encarnada en su Rey. En una ocasión única tras el largo reinado de su augusto padre, el Rey como máximo representante del pueblo y del país que forman la nación debe quedar investido con todos los simbolos de la Monarquía como expresión de los altos valores de la institución, valores de los que carecen precisamente los que se dedican a destruir a sus naciones con estrategias de desestabilización y centrifugación. Por eso exclamo con entusiasmo:
¡Larga vida al Rey! ¡Viva el Rey de Tonga!
A continuación algunas fotos de la ceremonia.
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